29.5.06

MISCELÁNEAS 5

1. Cada éxito nos anuncia mil fracasos, cada fracaso nos prepara para un millón de éxitos.
2. Somos albergue de la esclavitud y la emancipación.
3. Ninguna Revolución puede ir más allá de la ideología que la sustenta.
4. Requerían filósofos, y la sumisión les produjo seguidores. Pretendían revolucionarios, y el ambiente les impuso políticos. Les faltó reflexión.
5. Una Revolución no puede construir algo diferente a la calidad de los revolucionarios que la impulsan, y esa calidad revolucionaria se mide por lo que ellos discuten, por cómo actúan, en definitiva, por los sentimientos que mueven su corazón.
6. Cuentan que a un pueblito en el profundo llano venezolano llegaron un monje, un jugador, y un maestro. Un rico hacendado del lugar, próximo a morir, que quería construir un casino, una escuela y un convento, como regalo de despedida para aquel pueblito, le encomendó los proyecto a cada uno de los tres recién llegados: al jugador le encomendó el convento, al monje la escuela, y al maestro el casino. El resultado fue que el jugador hizo un convento donde se podía jugar, el monje una escuela para orar, y el maestro un casino con salones para enseñar. El hacendado obtuvo lo que quiso, y nosotros obtuvimos la enseñanza de que cada uno vuelca en la realidad lo que es, y es como existe.
7. Uno de los fundamentos de la Revolución es la unidad, el otro es la discusión. La discusión no debe intimidar ni ser intimidante. Y la unidad no debe castrar.
8. La totalidad del pensamiento es pasado, por eso, es impensable un revolucionario sin lectura, sin estudio, sin cultura.
9. La imagen que nos hacemos de la realidad tiene mucho de la imagen que llevamos en el alma.
10. El poder tiene dos peligros: volvernos soberbios, o volvernos serviles. Para conjurarlos debemos acercarnos a él sin dejar que nos intoxique.
11. La gran fortaleza de la Revolución Bolivariana reside en la conexión amorosa entre el Comandante y el pueblo humilde. La forma capitalista menos evolucionada, en este caso Capitalismo nacional, tiende aceleradamente a la forma más evolucionada, es decir, a la forma globalizada neoliberal. O dicho en sencillo, el Capitalismo tiende a crecer hasta alcanzar la forma más evolucionada mundialmente. Por eso no puede existir Capitalismo nacional, todo Capitalismo se globaliza o perece. Y lo de Carabobo, la privatización que asoma, es un paso en esa evolución del capital. Podemos resumir diciendo, si el Socialismo no avanza, lo hace el Capitalismo.

ESTA REVOLUCIÓN NO PUEDE PERDERSE

Si esta Revolución se perdiera, el costo para la América y para el mundo sería muy grande, sería un desastre de consecuencias gravísimas. Aquí, en este país y en este momento, se está decidiendo el destino de la humanidad. Si la Revolución bolivariana es exitosa marcará un rumbo para el resto del planeta, demostraremos que es posible zafarse del Capitalismo, derrotaremos a los agoreros que dicen que el Capitalismo creador de miseria espiritual y material es un destino. La responsabilidad que tenemos es con la humanidad entera. Es nuestro deber proteger esta Revolución, debemos estar atentos a los peligros y buscar las formulas para avanzar. Veamos.
Contamos con el corazón del pueblo, de eso no tenemos dudas, si mañana nos avisan que el enemigo desembarcó en Paraguaná, media Venezuela se va para allá a combatir, y la otra media quedará a la expectativa de entrar en la batalla.
Sin embargo, ojalá las cosas fueran siempre tan claras: un enemigo enfrente de la barricada, y el pueblo enardecido del otro lado dispuesto a aplastarlo. Pero, la realidad es otra, el enemigo imperial está lleno de mañas, dispone sus trampas de tal manera que cuando los pueblos incautos despiertan lo que les queda es la desilusión, la desesperanza.
Mueven los más profundos arraigos espirituales para contrabandear el regreso al pasado. Así, sobre la credulidad del pueblo, arrinconaron en San Pedro Alejandrino al libertador, al vencedor del ejército español. Sobre la costumbres, removiendo las tradiciones, consiguieron desviar a la Revolución Francesa que derrumbó a la monarquía para conducirla hacia Napoleón, un nuevo y remozado emperador.
Hoy en Venezuela el peligro mayor que nos plantea el imperio, no es la invasión tradicional, esa la detectaremos rápido y sabremos dónde ubicarnos, el peligro mayor es la manipulación política, el desmontaje del ánimo revolucionario, el desgaste paulatino, la erosión lenta, el aprovechamiento de nuestras debilidades, de nuestras dudas, y sobre todo, los anclajes, los apegos, las tradiciones, las costumbres que nos impiden dar los saltos revolucionarios.
No hay tiempo para circunvalaciones, no hay espacios para maniobras tácticas distraccionistas, la Revolución no resiste desvaríos, es hora de arraigar el Socialismo en lo profundo del alma del pueblo, de la economía y de la política de este país. Esa es la única manera de blindar a la Revolución de las invasiones, vengan por Paraguaná, o vengan en forma de conciliación restauradora.
¡Solo el socialismo salva al pueblo!