16.6.06

EL BLOQUE QUE SOÑÓ BOLÍVAR

Con la insidia del ofidio el imperio se mueve por América Latina, desarrolla una ofensiva diplomática contra la Revolución Bolivariana. Las piezas de un ajedrez bélico toman posesión sobre el tablero, se avecinan momentos de enfrentamiento. El éxito revolucionario depende del análisis frío de la situación.
Lo primero que debemos registrar, es que las oligarquías del continente han salido corriendito, como perritos falderos, al llamado del imperio. Muestra de ello, es la visita de la Bachelet a Washington, y el cumplimiento de las descaradas órdenes que le diera Bush de liderizar, en contra de Chávez, lo que el imperio llama su vecindario, es decir, América Latina. De Uribe, sólo los incautos esperaban otra actitud. Sin embargo, todavía hay quien concibe solidaridad en el oleoso e inconsecuente Lula.
Lo segundo es reconocer que los pueblos del continente, en su mayoría, son víctimas de la manipulación de esas oligarquías. La elección de Uribe y Alan, por más vueltas que le demos, nos indican que la frase de Bolívar: “pueblos, han abusado de vuestra credulidad”, tiene aún vigencia en estos territorios.
De los anteriores puntos se desprende un tercero, la estrategia para el agrupamiento de los países en un bloque latinoamericano debe ser revisada a fondo. Es necesario incorporar a la filosofía de la integración nuevas interrogantes y nuevas realidades. Veamos.
Los gobiernos revolucionarios que han conseguido romper un primer anillo de dominación, Bolivia, Venezuela, y por supuesto Cuba, son la columna vertebral de la integración independiente.
Los gobiernos de oligarquías, disfrazados a veces de izquierdistas, a veces pseudos socialistas, pero nunca independientes, esos gobiernos, no deben despertarnos expectativas más allá de coincidencias tácticas. El llamado de sus intereses económicos, que oscilan entre los intereses de las grandes trasnacionales y las apetencias voraces de sus economías nacionales, les impide una sincera postura integracionista. Por su parte, los gobiernos francamente hostiles, tipo Alan y Fox, deben estrellarse, como en efecto, con la muralla de dignidad de la Revolución Bolivariana.
Quedan los pueblos, unos abusados en su credulidad, otros despertando. Es sobre ellos que debemos actuar, son ellos los que en definitiva decidirán la suerte del continente.
La mejor arma en este enfrentamiento es el ejemplo, sólo el ejemplo conquistará el corazón de los pueblos. Debemos construir una sociedad diferente a la miseria que construye el capitalismo, esa es la clave del triunfo. Si construimos una sociedad que resuelva sus problemas de forma social, sin recurrir a fórmulas nosociales, a formas capitalistas, si construimos una sociedad donde nadie se apodere del trabajo de nadie, donde el esfuerzo de todos sea para el beneficio de todos, entonces el capitalismo mundial habrá recibido un golpe definitivo. Los pueblos del continente sabrán que es posible construir el Socialismo, tendrán un ejemplo, y tendrán esperanza, y pueblos con esperanzas son indetenibles en la marcha por su redención. Sólo con ellos podremos formar el bloque que soñó Bolívar.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

EL BOSQUE Y EL MAR

La inmensidad siempre ha deslumbrado al hombre, el espacio sideral, la majestuosidad de un bosque de Secoyas, la profundidad de los mares, el abismo de un desprecio; siempre la inmensidad ha deslumbrado al hombre. Sin embargo, pocas veces el hombre ha comprendido la grandeza que se encierra en la maravilla que él es, en su capacidad de hacer, en su necesidad de ser.
Es por eso que la vida de la mayoría de la especie transcurre en monotonía, como si repitiéramos una vida que ya perteneció a otros que la recorrieron con la misma chatura que millones de antepasados, un día tras otro, siguiendo el ritmo de un compás furtivo.
Pero, hay momentos luminosos, son frecuentes, son muchos, están allí, convocándonos a convertirnos en bosque, en mar, huracán, volcán en erupción, en montaña nevada. El hombre mediocre no los siente, sólo ve las apariencias, para él un ave que cruza, es sólo un ave que cruza, y no el presagio de frescos vientos de lluvia. Un licor es promesa de embriaguez, y no rara oportunidad de contacto con los dioses.
Es en la política donde destellan las oportunidades de elevarse el hombre por encima de su condición animal y hacerse verdaderamente humano, conquistando la inmensidad de su existencia.
La Venezuela de hoy relumbra, estamos atravesando uno de esos momentos donde la vida deja de ser la búsqueda de lo mezquino, de lo efímero, de lo transitorio, y el horizonte abarca la inmensidad de la transcendencia histórica. Vivimos época fundacional. Al venezolano le nacieron alas para volar sobre los abismos de la esclavitud. Es hora de cruzar Los Andes para ir en busca de Bolívar. Es tiempo de volver a la quebrada del Yuro para decirle al Comandante Che que remontamos vuelo junto a su ejemplo. Martí nos espera en Dos Ríos. La historia abrió sus páginas y pide nuestro alegato.
Podemos escribir páginas nobles, o podemos borronear cuartillas con argumentos pueriles, para justificar la angustia de sorprendernos una mañana cualquiera, con nuestra vida agotada en millones de hechos frívolos y el fracaso de dejar intactas las cadenas de la medianía.
No es momento de astucias milenarias, de mezquinas metas que nos transforman en tiovivos históricos, no es la hora de pasos cortos, llegó, que bueno que llegó, el supremo instante de lo grande, el delirio de lo grande, de entrar en éxtasis libertario, de fundar mundos, de derrumbar muros…
No pertenecen a este momento las cifras estériles, o las estulticias de un gobernador cualquiera. No corresponden los parloteos de la oposición, ni siquiera los del gobierno, lo único que importa es aprovechar la rara oportunidad de construir el Socialismo, de devolver al hombre la posibilidad de hacerse humano, de entrar en erupción creadora, construir un nuevo universo, de pasar a la historia junto a Bolívar, Martí, Fabricio, el Che.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

¡UNIDAD!

Es la unidad uno de los asuntos más importantes en la lucha política. Para los revolucionarios es vital tener una clara visión unitaria. Podemos decir tajantemente que no es posible una revolución sin una atinada unidad, y podemos, siguiendo este pensamiento, afirmar que una errada postura unitaria llevará la Revolución al fracaso. Veamos.
Simón Bolívar con su genialidad construyó una propuesta unitaria correcta. Supo el Libertador con el decreto de Trujillo de 1813, delimitar los campos en pugna: o se está con la independencia, o se está contra ella, quedaron definidos los bandos. Así, la independencia marca los perfiles de la unidad bolivariana: con independentistas todo, con monárquicos nada. Por tanto, la unidad es determinada por objetivos transcendentes y definitorios. La unidad no se hace sacrificando objetivos estratégicos.
Otro ejemplo de la necesidad de una política unitaria correcta nos lo da la lucha contra la dictadura de Pérez Jiménez. La derecha y la revolución confluyeron alrededor de un objetivo común, la caída del dictador. La derecha estaba consciente que se trataba de una mera coincidencia táctica. Pero las fuerzas revolucionarias, ilusas, sacrificaron la estrategia revolucionaria en aras de ese objetivo táctico. Fue así que la derecha, después de derribado el dictador, desarrolla el plan estratégico firmado en New York instaurando la dictadura de los tres partidos. Por su parte, las fuerzas revolucionarias, empantanadas en una errada concepción de la unidad, se hundían en un mar de contradicciones que nos llevaron a casi cincuenta años de gobiernos de Acción Democrática, COPEI, y URD. De aquí una enseñanza: hacer de los requerimientos tácticos objetivos estratégicos, es castrarnos y condenarnos al fracaso.
Hoy en Venezuela los revolucionarios necesitamos la unidad, pero esta no debe ser boba, que en lugar de fortalecer a la revolución nos debilite peligrosamente. La unidad tiene que ser para fortalecer a la revolución, no podemos caer en la trampa de sacrificar los objetivos estratégicos en el altar del oportunismo táctico. Las enseñanzas de la historia nos indican que debemos plantear la unidad en torno a dos objetivos transcendentes y estratégicos: el apoyo al Comandante Chávez, y la construcción del Socialismo.
El campo unitario, chavista, socialista, está delimitado por un concepto sencillo y poderoso: lo que estimule la propiedad social de los medios de producción y la conciencia del deber social, nos conduce al Socialismo. Por el contrario, la propiedad nosocial de los medios de producción, y la conciencia del egoísmo y de la competencia, nos conduce al capitalismo. Quienes pretendan hacer una unidad que ampare el auge del capitalismo, que inevitablemente sacrificará al Comandante, son restauradores disfrazados que deben ser combatidos con todo el peso de las ideas.
¡Unidad socialista!
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es socialismo!

QUIROZ CORRADI ¿CONCILIACIÓN O CONSPIRACIÓN?

Mucha polémica levantó la visita de Mister Corradi al programa de Ernesto Villegas. Se presentó como parte de la amplitud, parte de un auge conciliador que pretendía borrar el pasado de esta gente diciendo que habían cometido algunos “pecadillos”, pero que ahora daban muestras de querer portarse bien, que habían perdido las malas mañas. Sin embargo, el mister Corradi sigue vicioso, nunca ha dejado de conspirar. Veamos.
Recordemos que es vocero del grupo interventor llamado “Diálogo Interamericano”, al que pertenecen Lourdes Flores, Teodoro y otros lacayos. Este organismo al servicio de las mayores compañías transnacionales tiene como objetivo principal, liquidar al gobierno del Comandante Chávez y a la revolución bolivariana. La columna de Quiroz, que aparece todos los domingos en el diario el Nacional, es un vocero oficial de los grupos golpistas. Ahora Quiroz, agente imperial, despliega, con la desfachatez que da la impunidad, el plan golpista propuesto por el imperio a través una rara organización llamada “Alianza Agro Alimentaria”, gerenciada por Hirán Gaviria. Revisemos lo que el imperio propone.
Dice el primer punto del plan:
“Un gobierno civilista de cambio y entendimiento nacional mediante elecciones libres y escrutinios transparentes. (Tal como se presenta hoy el panorama político quizá sería conveniente que el plan no se concentrara exclusivamente en el proceso electoral. Hay otros mecanismos: renuncia, asamblea constituyente, etcétera).”
A este primer párrafo, que define al documento como descaradamente golpista, sigue una serie de medidas que son una variación del plan del 11 de abril: privatización de PDVSA, salida de la OPEP, incorporación de los saboteadores petroleros, acabar con el control de cambio. En resumen, retomar la senda del infierno que nos propone el capitalismo neoliberal, generador de miseria espiritual y material.
No hay dudas, ya murieron las ilusiones conciliadoras, las enterró el desarrollo del agresivo plan golpista que se despliega frente a nuestras narices. La Revolución debe tomar medidas. Una, la principal, es profundizar, acelerar el camino al Socialismo. Ya sabemos que sólo la conciencia socialista es capaz de derrotar definitivamente a los mercaderes del templo. Además, la Revolución debe alertar y preparar al pueblo frente al plan de estos enemigos de la patria, que desarrollan una agresión contra Venezuela siguiendo instrucciones de Bush. La Revolución debe derrotar los devaneos conciliadores que lubrican la derrota. Y, por último, se debe acabar con la impunidad: Quiroz, que abiertamente conspira, debe ir preso; la Revolución debe tener capacidad de defenderse; la impunidad debe acabarse ¡basta de perdón!
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

SOMOS PRIVILEGIADOS

Los pueblos tienen la grandeza de los asuntos que los ocupan. El pueblo de Venezuela es un pueblo privilegiado porque tiene la singular oportunidad de discutir y construir al Socialismo. El humano hoy no tiene tarea más trascendente que la construcción de una sociedad donde el hombre deje de ser lobo del hombre, y donde la naturaleza no sea objetivo de depredación sino de atención, de armonía.
El Comandante Chávez nos dice que: “O la humanidad camina hacia el Socialismo o la humanidad perece, no es posible seguir transitando el capitalismo, ese camino es el camino al infierno”, y nos convoca a la batalla con la bandera grande que lleva inscrita la consigna “Socialismo o muerte”. Es la hora de la grandeza, no hay lugar para lo pequeño, y todo es pequeño frente a la tarea de salvar a la humanidad.
El mundo, los pueblos del planeta, están atrapados en un torbellino capitalista. Europa, Asía, China, la América, sucumben a los cantos de sirena del demonio capitalista. China, ahora modelo de capitalismo, tiene los más altos índices de desarrollo económico y, simultáneamente, tiene los más desastrosos índices de deterioro del medio ambiente. No hay duda, el capitalismo produce un impacto ecológico que en pocos años nos llevará al abismo. Estamos en un mundo enloquecido por el lucro, la producción y la competencia. Los capitalistas nos llevan al suicidio de la especie. De seguir este camino, tendremos el macabro privilegio de ser la única especie que en toda la historia del planeta se suicidó.
El hombre del capitalismo se debate entre ser un robot consumista o ser un excluido, miserable en los dos casos, convertido en un remedo cruel de lo que podría ser, condenado a ser una víctima de su propia creación. La humanidad, el humano, no tiene otra salida que superar al capitalismo. Las pretendidas soluciones individuales, inevitablemente, encuentran al final del camino la frustración.
Para el mundo es vital un ejemplo que de existencia a la esperanza, que le muestre el camino de la superación del capitalismo y la construcción de una sociedad que coloque al humano en el centro de todas las acciones, que derrote a los agoreros que pregonan que la revolución no es posible, que murió la esperanza. En Venezuela tenemos la posibilidad, la altísima responsabilidad, de ser ese ejemplo.
En esta hora la obligación de los dirigentes es una sola: llevar al pueblo las ideas, organizarnos, guiarnos en la lucha contra el capitalismo y en la construcción del Socialismo. La meta es el Socialismo, no hay estaciones intermedias, no hay cabida para medianías que sólo sirven para distraer y hundirnos en el fango de la derrota. Sólo hay cabida para lo grande.
Sustituir la lucha Socialista por prebendas personales es una traición a la humanidad. Distraer los caminos de la lucha socialista por atajos ilusorios, es una evasión con consecuencias dramáticas.
¡Solo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es socialista!

EL MÓVIL DE LOS MÓVILES

En la vida es fundamental conocer el móvil de los móviles. Saber aquello que produce las conductas nos permite ubicarnos con éxito en este torbellino de pasiones que es la existencia humana. Los grandes líderes revolucionarios son grandes conocedores de las motivaciones de los pueblos, pero, además, son creadores de nuevas motivaciones.
Bolívar consigue movilizar a los llaneros a través de los Andes, porque los motiva de manera correcta. Y, con esa hazaña, nos deja una enseñanza invalorable. Sabía El Libertador que había dos formas de movilizar a los llaneros. Una, con incentivos materiales, prometiéndoles cosas. Si este era el móvil principal, sin duda los movilizaría, pero no para lo grande, la movilización sería para lo mezquino, para lo egoísta, sería una movilización mediocre. La otra forma, dándoles incentivos morales. Veamos.
Bolívar, momentos antes de entrar en la batalla de Junín, arengaba a su tropa con estas palabras:
“Soldados vais a completar la obra más grande que el cielo ha podido encargar a los hombres, la de salvar al mundo entero de la esclavitud!…”
El Libertador, y he aquí su genialidad, consiguió movilizar a aquel pueblo con incentivos morales, los convocó para la gloria, para lo grande, para lo noble. Y así pudo hacer de aquellos llaneros criadores de ganado, un ejército de libertadores cuyas proezas aún no han sido igualadas.
Hoy en Venezuela estamos en batalla similar a aquella de la revolución de independencia. Por un lado el imperio y sus lacayos nacionales queriendo sojuzgarnos y, por el otro, la patria y el mundo que nos convocan a hazañas inmortales para su defensa.
El móvil de hoy tiene que ser el mismo que hizo posible el paso de los Andes, la moral. El éxito será nuestro con los móviles morales y con el Comandante Chávez, que lleva la espiritualidad bolivariana al corazón del pueblo.
Los oligarcas no pueden triunfar porque de su lado sólo está el egoísmo, la oscuridad y el deshonor de quienes luchan al lado de los enemigos de su patria.
La batalla ha comenzado, ya sabemos que la invasión, que los invasores están aquí: Sumate actúa como agencia colonial imperial; los candidatos invasores del norte se baten entre sus mezquinos intereses personales y la necesidad de complacer al monstruo que los financia; el resto de la piara continúa su forcejeo para crearnos una imagen de país terrorista y dictatorial, que justifique las agresiones que ya tienen planeadas.
La batalla ha comenzado, la hora no permite equivocaciones, ni distracciones. Todos resteados con la patria, todos resteados por la causa del Socialismo, todos resteados con el Comandante Chávez… lo demás no importa nada.

¡Solo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

15.6.06

MICELANES 8

1. Toda Revolución implica grandes sacrificios, no es posible pensar en cambios profundos sin enfrentar la adversidad. Los caminos sin obstáculos son propios de cuentos de hadas y no de la realidad de la lucha social. No es descabellado decir que los pueblos preparados para el infortunio son los que tienen derecho a transitar caminos de felicidad.
2. Acertado estuvo el Comandante cuando denunció a la ineficacia, al burocratismo y la corrupción, como las perversiones en esta etapa de la Revolución.
3. El alto burocratismo, entendido como el ejercicio de un cargo con el primordial objetivo de disfrutarlo y mantenerse en él, es el aliado natural de la corrupción y del Capitalismo que ella origina.
4. Pragmáticos son los que piensan que el conocimiento sólo se adquiere en la práctica, no son capaces de resolver estrategias, sólo tareas muy simples. Desprecian la teoría, esa es su desgracia.
Los idealistas desechan la realidad y ven como única fuente de conocimiento al intelecto. No resuelven problemas reales, son fatuos.
Los burócratas, les interesa sólo la forma, nunca el contenido, el trámite es lo fundamental, las consecuencias no importan.
El científico revolucionario busca el conocimiento en una sabia combinación de la práctica con la teoría. Sabe que el conocimiento práctico sin el complemento de la teoría es inútil, por eso, prestigia la lectura y el pensamiento tanto como ir a la realidad.
5. El imperio, sabio en sus luchas, detecta los cambios en el paisaje político, y muda su táctica. Ahora aúpa el trafago de la renta petrolera hacia la construcción de Capitalismo, comprende que fortalecer el Capitalismo es debilitar al Socialismo y por ende al Comandante y a la Revolución.
6. Los Estados Unidos nos aplica la táctica de la tenaza. Así capturaron a Nicaragua, veamos. La tenaza tiene dos brazos. Uno, es satanizar la revolución, en Nicaragua la asociaron a la guerra, aquí en Venezuela hacen lo mismo. El otro brazo, es santificar la opción opositora, allá lo hicieron con Violeta Chamorro, aquí lo hacen estimulando la conciliación. Los brazos de la tenaza se cerrarán cuando nos coloquen frente a la necesidad de escoger entre estas dos opciones, o el desastre o la convivencia.