9.2.07

LA NIEVE TRAJO UNA ALERTA

Las nevadas en el norte llevaron el frío a ese hemisferio y la tranquilidad a nuestro país. Explicamos.
El petróleo bajó su cotización, entre otras razones, por un invierno benévolo en el norte que disminuyó el consumo. Esta alteración en los precios influyó en el cuadro político de nuestro país.
Los voceros de la oligarquía tocaron trompetas por las dificultades que atravesaría la Revolución, hablaban de una insurrección, de otro 27 de febrero, de una reducción de los gastos. Se prepararon para el asalto a la Revolución, hasta pusieron fecha, mayo, algunos querían antes, Pablo Medina se animó a escribir en página completa, Massó certificó, Garrido construyo hipótesis, Bush y Negroponte aceleraron sus infamias. En resumen, el contentamiento sopló en el Este.
En nuestro lado, el fenómeno produjo un pujo de reflexión, se aceptaban errores y se hacían llamados a los análisis, se plantearon discusiones y hasta congresos. El optimismo insensato, cedió su lugar a un optimismo realista, preocupado, la Revolución parecía tomar el rumbo del rigor indispensable.
Pero, sucedió que la nieve llegó al norte con atraso, pero llegó, y el petróleo repuntó, y respiramos tranquilos. Nuestros columnistas y voceros, se burlan de los mayameros que estaban contentos, la paz reina de nuevo en Caracas.
Nosotros pensamos que tenemos mucha suerte, es verdad, sin embargo, debemos aprender de las señales que nos manda la realidad y ajustar nuestro rumbo.
Lo primero que debemos aprender de la pequeña perturbación producida por el atraso del invierno, es que una Revolución no puede estar vitalmente ligada a los precios del petróleo, no puede depender del clima. Un Pueblo en Revolución debe tener la conciencia social suficiente para no conmoverse frente a los vaivenes económicos que producen carencias momentáneas. Al contrario, debe poder crecerse frente a las adversidades y dar muestras heroicas, si es necesario, de su avance en la superación del egoísmo capitalista que nos lleva al infierno.
Y esa conciencia social no se adquiere espontáneamente, es responsabilidad de los dirigentes.
Debemos reconocer que avanzamos en la construcción de un Pueblo con conciencia revolucionaria, pero también debemos reconocer, con espíritu autocrítico, que hemos cometido errores estimulando, en lo material y en lo espiritual, la conciencia egoísta propia del capitalismo.
Somos afortunados, la realidad nos manda una advertencia que debe ser aprovechada para corregir.
Ahora, es necesario profundizar la organización social, lo que significa construir un tejido social que soporte la conciencia social, en contraste con la suma de unidades organizativas aisladas que sólo consiguen una exacerbación del egoísmo.
Debemos impulsar una discusión que nos conduzca a definiciones teóricas. No podemos seguir usando eufemismos y facilismos que evitan el debate y las necesarias precisiones. Por ejemplo, debemos saber con exactitud cuál es nuestra relación con el sistema financiero, con el sector capitalista, en resumen, nuestra visión de la marcha hacia el Socialismo. Sólo así podremos tener metas concretas y todos unirnos alrededor del esfuerzo por conquistarlas.
¡Frente a las perturbaciones, más Socialismo!
¡Rodilla en tierra con Chávez y el Socialismo Auténtico!

7.2.07

SOCIALISMO O FASCISMO

El dilema de esta Revolución no es nuevo, es recurrente en la historia: se presentó con Allende en Chile, también con Rosa Luxemburgo en el Berlín de principios del siglo pasado, estuvo aquí mismo en Venezuela en los años sesenta, el Cono Sur no escapó de esta disyuntiva, y ahora, nuevamente, con mucha fuerza se presenta en nuestros días y en nuestro país.

Es que estas son las circunstancias siempre que los Pueblos están en el prólogo de construir un nuevo mundo.

En Venezuela hemos avanzado después de muchos años de lucha, de esfuerzo vital, hasta la encrucijada que nos permite ir hacia el Socialismo, o ir hacia el fascismo. Examinemos la situación.

Venezuela, país devastado por el capitalismo promotor de miseria material y espiritual, confronta problemas graves y profundos que causan una bomba social de alta destructividad.

Ahora bien, el Comandante ha dicho categóricamente que el capitalismo no puede resolver los problemas vitales de la humanidad, al contrario los crea y los agudiza, sólo el Socialismo puede superar los problemas sociales que confrontamos.

Es imperiosa la necesidad de ir hacia el Socialismo como única manera de resolver la pobreza que agobia a gran parte de la población, de construir una sociedad armonizada en el trabajo común y la distribución equitativa del fruto de ese trabajo.

En este empeño es central elevar la conciencia del deber social, todas las acciones de los revolucionarios deben llevar este destino. Sin conciencia del deber social el Pueblo es sólo una suma de egoísmos, fácilmente manipulable por los depredadores capitalistas. Por el contrario, un Pueblo con sentido del deber social es una fuerza capaz de hazañas legendarias.

El Socialismo tiene como base esta conciencia, con ella un Pueblo es capaz de construir mundos, sin ella no puede avanzar ni un paso en la búsqueda de su futuro. Si fallamos en la construcción de esa conciencia, la oligarquía podrá manipular el alma popular y hará que la Revolución pierda apoyo, se debilite, y se envalentonen para atacarnos.

Hoy aparecen indicios de la intención del imperio y sus lacayos de agredir de manera cruenta a la Revolución. Intentan utilizar una protesta, y trabajan para crearla, manipulan miedos, estimulan apetitos, se apoyan en egoísmos ancestrales, falsean información, preparan sus verdugos atroces. Saben que a este Pueblo rebelde, a este huracán bolivariano, sólo podrán someterlo por la fuerza del fascismo más cruel. Allende es muestra de lo que es capaz la oligarquía cuando está en juego la defensa de sus privilegios de casta.

Tal como ayer, el cielo encapotado anuncia una nueva tempestad. Debemos elevar el nivel de organización popular, una organización capaz de movilizarse frente a la agresión: los Concejos Comunales, las Mesas Técnicas, las Misiones, los Comités de Salud, el Partido Único, todos deben ser instrumentos de movilización para la defensa de la Revolución.

¡Rodilla en tierra con Chávez y el Socialismo Auténtico!

6.2.07

FIDELIDAD EN LA ACCIÓN, IRREVERENCIA EN LA DISCUSIÓN

Cuando en una sociedad se desata la pasión de construir un nuevo mundo, de transformarse revolucionariamente en futuro, cuando decide hacerse dueña de sí misma, hacerse socialista, integrarse, dejar atrás el azar y la desigualdad del capitalismo, entonces, es hora de la discusión profunda.

No es posible avanzar sin discutir, discutir de todo y con todos. En la discusión no hay más jerarquías que la que emana de las ideas.

En la batalla de ideas todo puede y debe ser cuestionado, no hay ideas intocables, la discusión previa a la acción debe ser intensa, viva, con la fuerza del huracán y la ternura del sueño de un niño.

Es así, porque en las revoluciones cuando las decisiones definen el futuro, cuando nos acercamos a las últimas barreras que obstaculizan el cambio profundo, allí aparecen apremiantes las distracciones, las falsificaciones, los extravíos que sólo se pueden detectar y combatir con la abierta discusión.

Una de estas distracciones, de estos obstáculos a la discusión impostergable, es la autoridad como criterio de verdad o, lo que es lo mismo, dar como cierto, sensato, como verdad, la opinión, la idea política del superior jerárquico.

Es la burocratización de la política donde la comprensible disciplina administrativa suplanta a la irreverencia política. Este es un peligro evidente basado en la herencia de burocratismo de los gobiernos de la cuarta. De esta forma se desvirtúa el objetivo de la discusión, la esterilizamos, deja de ser la búsqueda de lo mejor para el rumbo al Socialismo y pasa a ser la búsqueda de lo que más agrade al jefe inmediato.

Así se construye una complicidad de silencios y de aquiescencias que castran a la Revolución, al final del camino nos percataremos de que engendramos un monstruo que tiene vida propia.

La Revolución, el Socialismo, necesita la discusión en el mejor espíritu rebelde de Bolívar, cuando irrumpe contra la monarquía española y grita frente a los conformistas, “es que trescientos años de calma no bastan”, necesita la dignidad de Fabricio, que renunció a aquel parlamento porque lo consideraba agotado, la audacia teórica y organizativa de Lenin y los Bolcheviques, que nos dieron con su ejemplo la lección de que la Revolución, el Socialismo, es posible, y que intentarlo justifica al humano, de la visión teórica del Che y Fidel, que vaticinan el derrumbe de una Unión Soviética que todos presentían próspera, la irreverencia del Cuatro de Febrero, que desgarra la quietud bovina del pacto puntofijista.

Hoy más que nunca debemos guiarnos por el lema “fidelidad en la acción, irreverencia en la discusión”, que quiere decir, toda discusión es válida, pero la acción debe ser la que dicte la dirección de la Revolución.

Al final la verdad será confirmada por la realidad, será la práctica la que nos de el criterio de verdad y la posibilidad de ajustar el rumbo.

¡Sólo la discusión nos permitirá derrotar la burocratización de la política!

¡Rodilla en tierra con Chávez y el Socialismo Auténtico!

4.2.07

¿PODER POPULAR O PARLAMENTARISMO DE CALLE?

En estos tiempos de fundación de sociedad, debemos estar atentos a nuestra esencia, reconocer nuestras carencias y nuestras ventajas. De esta manera, situados en la realidad, podemos afinar el rumbo y superar obstáculos en el difícil camino hacia el Socialismo.

En Venezuela la tradición organizativa se perdió con la derrota la Revolución en la década del sesenta, a partir de allí las tendencias anarcoides tomaron cuenta del paisaje político.

Con la falacia de “dar poder al Pueblo”, se le privó de sus organizaciones de vanguardia, y los intentos revolucionarios se sumieron en un periodo de inoperancia que tuvo su culminación el 27 de febrero de 1989 con el caracazo, demostración palmaria de que Pueblo sin organización, actuando de manera inorgánica, no es capaz de obtener éxitos, a lo sumo crea turbulencias sociales, motines que no ponen en peligro al sistema.

Tuvo que llegar el 4 de febrero para que el país, dotado por una organización de vanguardia, que era el MBR-200, retomara el control de su rumbo. A partir de allí, el Pueblo construyó una vanguardia para las tareas electorales, que era el MVR, y pudo dar batallas exitosas que nos condujeron hasta aquí.

Hoy, cuando existen posibilidades ciertas de avanzar en la construcción del Socialismo, vemos resurgir a la ideología anarcoide, manifestándose con fuerza en el tratamiento del Poder Popular.

Esta corriente anarcoide, intenta conferirle al Poder Popular un matiz contra la organización política de vanguardia, contra el Estado, confinarlo sólo a lo local. Esta intensión se expresa en el llamado “parlamentarismo de calle”.

El parlamentarismo de calle, es el reconocimiento explicito de que estamos en una etapa de transición en cuanto a la organización política de la sociedad: el viejo parlamento, tallado para las necesidades de la república oligarca, no cubre las necesidades de la sociedad que está naciendo, y el parlamentarismo de calle es un opaco sustituto de lo que debe ser el parlamento socialista, la Representación Popular Socialista.

Reunir al parlamento en la plaza con un grupo de ciudadanos inorgánicos, no puede ser la forma socialista de representación popular.

En contraste con esta manera de aferrarse a la vieja estructura, es necesario con valentía construir el nuevo tejido del poder popular.

Una muchedumbre en una plaza no es poder popular, debemos construir los concejos comunales electos en asambleas populares, y a partir de allí elegir delegados para organismos municipales, estadales, hasta llegar a delegados a la Asamblea Nacional, que debe estar compuesta además por delegados de trabajadores, intelectuales, jóvenes, campesinos, indígenas, etc.

Una Asamblea así constituida será representante orgánica, real, de la sociedad, y no habrá necesidad de ir a la plaza a buscar formas de representación que nunca podrán sustituir a la fuerza del Pueblo organizado.

¡Rodilla en tierra con Chávez y el Socialismo Auténtico!

¡ESTAMOS EN GUERRA, QUE NADIE NOS PIDA MESURA!

Cuando un Pueblo decide tomar las riendas de su destino y se lanza a la hermosa aventura de construir el Socialismo, todas las oligarquías mundiales se conjuran contra él, le declaran una guerra implacable.

En Venezuela estamos en guerra desde que el 4 de febrero iluminó la noche que ya duraba medio siglo, y nos anunció que todavía existía la reserva moral que hizo posible que los caballos de Apure galoparan tierra peruana llevando a los centauros de la libertad Americana.

Esta guerra de la oligarquía criolla y sus amos del norte contra el sueño de redención, se ha expresado de varias formas: en abril fue un golpe artero, en diciembre un sabotaje directo al corazón económico, después guarimba, luego tomó forma electoral en el revocatorio y en la intentona de rosalito. Nunca la oligarquía nos ha dado cuartel, nunca ha dejado el frente de batalla, sólo ha cambiado la manera de agredirnos.

Ahora, después de derrotada en el campo militar, en el sabotaje masivo y en el terreno electoral, el enfrentamiento ha tomado una forma más sutil, pero más peligrosa y potente. Hemos llegado a la batalla final de las revoluciones, a la última línea de resistencia del enemigo oligarca, línea definitiva desde donde se puede avanzar a territorios refulgentes, de construcción, o retroceder al infierno capitalista.Hemos llegado a la batalla ideológica, la más importante de todas las batallas, peleamos hoy desde la trinchera de ideas.

En nuestro empeño socialista, nos enfrentamos a las oligarquías nacionales aliadas a todas las oligarquías mundiales: nos agreden desde España, pero también desde Colombia y Perú, el imperio nos amenaza desde todas las oligarquías y todos los días.

A estos enemigos los detectamos con facilidad, no hay que hacer esfuerzos para entender que Bush o Negroponte nos atacan, que Uribe no es nuestro amigo, que Lula culipandea, pero en esta confrontación también enfrentamos a un enemigo solapado, difícil de detectar.

Es la ideología reformista encarnada en la pequeña burguesía, que aparece siempre que hay posibilidades de dar el salto revolucionario. Con sus distracciones atemperadoras de las transformaciones, se presenta con una serie de teorías y propuestas disfrazadas de Revolución, cuando en realidad esconden formas capitalistas que crecerán como virus y nos llevarán a la derrota.

Contra estas desviaciones luchamos, contra los intentos de derrotar y truncar el camino socialista estamos en guerra, nos enfrentamos decididamente en la nueva forma que presenta la batalla, la batalla de ideas.

Que nadie nos pida mesura en el combate. Damos estas batallas con el corazón de los que no quieren que esta oportunidad de Revolución se pierda como tantas otras. Con el alma de los que quieren evitar otra derrota para nuestro preterido Pueblo. Guiados por el que preguntó: ¿trescientos años de calma no bastan?

¡Rodilla en tierra con Chávez y el Socialismo Auténtico!

¡QUE LA CONCIENCIA PONGA EL PRECIO!

La medida de una Revolución es la conciencia del deber social. Todo gira alrededor de esta cualidad. Si avanzamos en esta conciencia, la Revolución avanza y se prepara para nuevos saltos. Si retrocedemos, la Revolución no puede seguir su camino y corre peligro de restauración.

En resumen, la Revolución depende de la elevación de la conciencia del deber social, es decir, la certeza de que la suerte de los individuos y la suerte de la sociedad están entrelazadas.

El terreno de la conciencia es escenario de la batalla más importante que una Revolución pueda dar, de ella depende. Sin conciencia del deber social no hay Revolución posible.

La oligarquía de todos los pelajes sabe la importancia de la conciencia del deber social y, silenciosa, solapadamente, enfila sus baterías más arteras contra esta conciencia, de esta manera debilita a la Revolución y hace un daño que sólo se percibe cuando ya está avanzado.

Se advierte cuando es necesario tomar una medida revolucionaria, y nos damos cuenta con tristeza que los niveles de conciencia no están a la altura, que el Pueblo cayó víctima del trabajo de zapa de la oligarquía, que el egoísmo contaminó a las fuerzas revolucionarias, que hemos arado en el mar.

El desarrollo revolucionario trajo errores, eran inevitables, moverse ocasiona ese riesgo.

Se han prestigiado los valores del egoísmo propio del capitalismo, se han desarrollado expectativas de solución individual a problemas vitales, en resumen, se ha estimulado el individualismo. Recordemos que ayer no más presentábamos como un éxito la alta venta de carros.

Es comprensible, una Revolución nace atrapada en las mallas de lo viejo, y es en el luchar que supera la tentación de utilizar las armas melladas heredadas, es en la batalla que construye nuevos valores y derriba los viejos.

Ahora que entramos en una nueva etapa, es necesario profundizar el esfuerzo por elevar la conciencia del deber social, sólo así podemos afrontar los nuevos retos de la Revolución. Ahora más que nunca cada medida debe ir precedida de una campaña de concientización y de explicación, es necesario que la población comprenda que con ellas rompemos el marco capitalista, y en esa comprensión nos educamos, elevamos la conciencia y avanzamos.

El aumento de la gasolina, por ejemplo, es inmejorable ocasión para un debate sobre la inviabilidad del modelo capitalista, la imperiosa necesidad del Socialismo, el tratamiento que la nueva sociedad debe dar a los recursos no renovables, el cambio en la manera de consumir y de producir.

El aumento de la gasolina será una medida del grado de conciencia y de organización alcanzado por la Revolución, por los dirigentes y por el Pueblo. Es un reto para el Partido Único, las mesas técnicas, para el poder popular, las misiones, las cooperativas, los comités de salud.

El aumento de la gasolina es ocasión propicia para avanzar, ajustar el rumbo. Que la conciencia ponga el precio.

¡Conciencia del deber social, es Socialismo!

¡Rodilla en tierra con Chávez y el Socialismo Auténtico!

¡BUHONEROS!

El Alcalde Bernal emprendió la tarea de enfrentar el problema de los buhoneros, la sospechamos ingrata y la sabemos difícil.

Todos los revolucionarios debemos acompañarlo en ese esfuerzo, que puede significar un ejemplo para la marcha y comprensión de la Revolución Bolivariana. Veamos.

Los Buhoneros son el producto, el símbolo de años de deformación económica y ética en este país rentista.

Las soluciones revolucionarias, son soluciones y a la vez enseñanzas, muestran un camino nuevo, una nueva pedagogía social. No es suficiente resolver el problema, es necesario solucionarlo revolucionariamente. Esto hace el reto más intrincado.

¿Qué significa resolver el problema a la manera revolucionaria?

Primero, se debe ir a su raíz económica, es decir, a su realidad, desechar las imágenes cándidas del asunto. Investigar las mafias, los mayoristas, los alquila puestos, averiguar quién se queda con la ganancia grande, quién explota, y quién es explotado. En resumen, cómo es la relación de clases dentro del sector buhonero. Ya el Alcalde Bernal ha declarado que están en eso.

Segundo, hay que ir a la raíz ética del asunto, y aquí debían participar los encargados del Motor Moral y Luces, el Partido Unido, el resto de la sociedad, no es un problema sólo del Alcalde.

El sector buhonero es un sector que resume la ética del capitalismo, allí el egoísmo se manifiesta de manera brutal, y el ansia de ganancia fácil siempre está presente. La cultura buhoneríl, se basa en la ética del egoísmo, en la solución individual de los problemas vitales, y allí debe ser combatido.

Por eso es un error tratar de arreglar el problema sólo en sus propios límites, esto es, proponiendo el día de parada, la limpieza de sus puestos, no ensuciar, no molestar a los vecinos, etc. Todo dentro del mundo buhonero.

De esa manera dejamos viva la raíz del problema: el egoísmo, la falta de conciencia del deber social.

Es necesario que la ética socialista penetre y cambie al mundo de la economía informal, esa es la solución profunda, revolucionaria, del problema. Es necesario hacer de los buhoneros un ejemplo de lo que la marcha hacia el Socialismo puede hacer por el hombre.

Formemos escuelas revolucionarias para ellos y, esto es muy importante, es necesario que se hagan jornadas de trabajo voluntario. Sólo así, en la práctica se derrotará la mentalidad egoísta y se impondrá la conciencia de sociedad. Sólo así transformaremos a los buhoneros en ciudadanos socialistas y los prepararemos para futuras batallas de construcción social, que vayan más allá del entorno mezquino. Volquemos sobre ellos la fuerza moral de las misiones educativas.

Los buhoneros tienen potencial para ser una fuerza en la construcción del Socialismo. En otras ocasiones han dado muestras de que saben trabajar unidos, es una capacidad que hay que encauzar y desarrollar.

Transformarlos en esa fuerza, hacerla entrar en la hermosa batalla de la construcción socialista, es el gran reto del alcalde Bernal. Apoyémoslo.

¡Construyamos el Socialismo, Propiedad Social, Conciencia Social!

¡Rodilla en tierra con Chávez y el Socialismo Auténtico!