28.6.08

VOTAR POR LA ESPERANZA

Una de las grandes trampas del sistema electoral oligarca que aún padecemos, es el voto inmediatista, táctico, desprovisto de profundidad estratégica, de futuro.
De esta manera se vota sólo de acuerdo al beneficio inmediato, sin percibir el futuro, es un voto táctico, sin visos estratégicos.
Esta costumbre hace posible la paradoja de que los pueblos elijan a sus verdugos. Los verdugos se esconden tras la dádiva inmediata, esconden la guadaña tras la migaja.
La concientización estratégica del pueblo es una condición ineludible para conseguir avanzar en la Revolución. Y esto es más cierto si la Revolución es pacífica.
La Revolución tiene la tarea vital de cambiar las motivaciones por las cuales vota la masa, dejar atrás el facilismo de la recompensa inmediata, del clientelismo, y convocar al pueblo para lo grande, para lo trascendente.
En la Revolución pacífica, que tiene que convivir durante un largo trecho con la institucionalidad oligarca, esto es imprescindible. Sólo entendiendo a las elecciones como un territorio de batalla, donde el objetivo va mucho más allá del triunfo numérico, podremos romper el cerco de la institucionalidad oligarca.
Sólo dándole profundidad estratégica a las elecciones, las convertiremos en un instrumento para avanzar en la conciencia revolucionaria, y no en un evento que fortalezca los valores oligarcas. Sólo así, estaremos impidiendo que sobre esos valores prospere la restauración, y estaremos transitando la única manera de tener éxito en las elecciones.
La Revolución ha ganado las elecciones cuando ha planteado objetivos estratégicos, cuando ha convencido de que en ellas se decide el futuro, nunca ha ganado planteando recompensas inmediatas. Siempre en todas las campañas electorales de la Revolución subyace la idea de la Esperanza , no la búsqueda de la prebenda fácil.
El 98 fue así, se ganó por la Esperanza del cambio profundo. En el referéndum se defendía al Comandante, garantía de ese cambio. En abril la masa salió a defender esa Esperanza encarnada en Chávez.
Y en estas elecciones el triunfo está en que la masa entienda que, por encima de todas las deficiencias, de todos los errores, este camino revolucionario y el Comandante siguen siendo la única posibilidad de redención de los humildes, siguen siendo la única posibilidad de tener un país viable.
Sólo el Socialismo propuesto por la Revolución puede construir un país donde la riqueza y el producto del trabajo social beneficien a todos.
No basta decirle a la gente que la pérdida de las elecciones es un duro golpe para la Revolución , es necesario que se entienda que la Revolución es la única esperanza del Pueblo.
El triunfo está en que el Pueblo entienda que, por encima de las apariencias, de lo que puedan presentar los candidatos opositores, de los cantos y los afiches, lo que se esconde es el capitalismo globalizado que nos atará al tren del imperio. Y de eso sólo se puede esperar miseria y disgregación de la sociedad y de la nación.
Criticar es amar
José Martí

27.6.08

EL REMEDIO PEOR QUE LA ENFERMEDAD

Nosotros pensamos que la Revolución es ante todo un acto espiritual, ese es el terreno de confrontación de la realidad, de la materialidad. Una Revolución será lo que sea su espiritualidad. O, dicho en otras palabras, una Revolución será según el grado de Conciencia del Deber Social alcanzado.
Cuba Socialista se mantuvo por su fuerza espiritual, no por su fuerza material. A la Unión Soviética le falló la fuerza espiritual y sucumbió en medio de su fortaleza material.
En consecuencia, las revoluciones deben ser celosas protectoras de su fuerza espiritual, de la Conciencia del Deber Social, construirla y protegerla, esa es la clave de una Revolución.
Nuestra Revolución, por ser pacífica, ocurre en convivencia con fuertes formas capitalistas, además se da en un país rentista, donde su mayor riqueza proviene del petróleo y no del trabajo. Estas características nos obligan a un cuidado extremo en los pasos que demos en la construcción del Socialismo, a afinar la teoría, a ir más allá de la superficie, a apoyarnos en la esencia del Socialismo, en definitiva, a respetar, como un asunto de vida o muerte, la formación de la Conciencia del Deber Social, que es el pilar fundamental del Socialismo.
Es en este marco que se debe estudiar la producción, los índices, las dificultades económicas. Veamos.
Dadas las circunstancias de la Revolución Bolivariana, es previsible que la economía afronte dificultades provenientes de la convivencia de los dos sistemas en la etapa de transición hacia el Socialismo.
Recordemos que estos sistemas no tienen una convivencia pacífica, entre ellos se escenifica una lucha a muerte, solapada, con sordina, pero a muerte. En estas circunstancias cobra mayor vigencia la advertencia del Che: “al imperialismo no se le puede creer ni tantico así… nada”.
Los problemas económicos que se presenten en la etapa de transición, deben ser resueltos de manera global, evitando la tentación del éxito inmediato, y de poner la solución en manos de la mellada experiencia enemiga. Explicamos.
Si tenemos por ejemplo, un problema de producción, debemos solucionarlo con más Socialismo, y no con más capitalismo.
En el primer caso, creamos territorio para apuntalar la Conciencia de Deber Social: lo que perdamos en efectividad productiva lo ganamos en efectividad en conciencia. A la larga, la sociedad se beneficia, el remedio remedia la enfermedad.
En el segundo caso, solucionando el problema con más capitalismo, podemos, en el mejor de los casos, tener un aumento de la producción, pero a costa de anclar el capitalismo en el alma social, y esto en cualquier instancia perjudica al Socialismo, traerá consecuencias nefastas para la sociedad. A la larga, es peor el remedio que la enfermedad.
A esto se refería el Che cuando decía que “no se debe caer en la tentación de querer construir el Socialismo con las armas melladas del capitalismo”.
Siendo así, las concesiones que hagamos al capitalismo deben ser muy bien pensadas, altamente justificadas y, sobre todo, contrarrestadas con una gran campaña de información y formación socialista.
Criticar es amar
José Martí

26.6.08

UNA LECHUGA, UNA BICICLETA Y UNA MIRADA

Cuando conocimos la anécdota del Che y las lechugas, que más allá de la cuota le hacían llegar a su casa, pensamos que ese rechazo tan tajante al pequeño privilegio era una exageración.
Después leímos lo de la bicicleta que le regalaron a su hija en una fábrica, el regaño que el Che le dio al funcionario y la devolución forzosa del obsequio, y nos convencimos que el Che era un cascarrabias extremista.
Esa idea nos acompañó hasta que nos sumergimos en la Revolución Bolivariana. Nada enseña más de Revolución que la Revolución misma.
Con la Revolución Bolivariana hemos comprendido que el pilar central de un sistema son los valores, allí se sustenta todo el entramado social. La Revolución debe construir el milagro de superar los valores de lo viejo, y en ese empeño la conducta revolucionaria debe ir al extremo. Toda Revolución debe ser extremista, so pena de correr el riesgo de ser atrapada por la restauración.
Cuando el Che rechaza las lechugas, está, como dirigente, dando una lección al pueblo y a los otros dirigentes, está educando con el ejemplo, transformando “la exageración” en una lección, en una muestra de lo que debe ser cotidiano.
El ejemplo, la conducta, son los vehículos de la ética y la moral, son las armas en el combate contra los valores de lo viejo, lo que equivale a decir, son las armas más importantes en la lucha revolucionaria.
Cuando el Che, en su famoso discurso en la ONU , nos dice que “al imperialismo no hay que creerle ni tantico así… nada”, no está exagerando, está, en palabras de Fidel, sentando un principio estratégico que fácilmente podríamos extender al capitalismo, a los oligarcas, a los burgueses.
Y su mirada durante ese discurso nos da una lección de cómo los revolucionarios deben ver, deben relacionarse con la bestia imperial y con sus instrumentos de dominación.
Es la misma mirada y la misma actitud del Libertador cuando redacta el Manifiesto de Cartagena. Es la mirada del Negro Primero en la Batalla de Carabobo.
No hay otra mirada para enfrentarse a la bestia que quiere arrebatarnos el derecho a existir, es la mirada fuerte, decidida, corajuda del que defiende a lo más querido contra sus enemigos.
Por eso, cuando vemos permisividad en nuestros medios, cuando vemos a Leopoldo, el mismo que corrió a guarecerse en la falda de Obama, en los programas del canal 8, cuando lo vemos compartiendo jovialidades con el presentador, entendemos que estamos haciendo un gran daño a la causa revolucionaria.
La Revolución debe ser exagerada, extremistas en el trato con los oligarcas y en el rechazo a sus valores. Allí no debemos dejar lugar a dudas, ni una lechuga de más, ni una bicicleta fuera de orden, y siempre la mirada heladora del que defiende sus razones sagradas con la vida si es necesario.
Criticar es amar
José Martí

25.6.08

MADURO RETRÁCTESE

No nos gusta escribir las columnas cuando debemos tratar estos temas. Nos da una mezcla de pena ajena y desagrado por tener que ocuparnos de las incontinencias de los que debían dar ejemplo por el cargo que ocupan.
El Canciller Maduro, al ser inquirido en un programa de televisión sobre las guerrillas y la lucha armada, soltó una serie de dislates que además de innecesarios son ofensivos para la memoria revolucionaria de este pueblo.
Nos vemos obligados a decir algunas cosas sobre estas desgraciadas declaraciones.
No vamos a entrar en las consideraciones psicológicas que llevan a nicolás a aprovechar un auge momentáneo de las posiciones de derecha para desbocarse y atacar conductas dignas.
Nos queremos referir a la conducta política que acompaña a los que como nicolás hablan, y llamarlo a la reflexión.
Los primeros que en este país arremetieron contra la gesta guerrillera con el mismo desprecio y la misma saña que nicolás, fueron los del MAS, que venían deslizándose desde posiciones reformistas en tránsito franco hacia el capitalismo. En esas condiciones, les era exigido desligarse de las posiciones consecuentemente revolucionarias, y lo hicieron.
Teodoro se burló, igual que nicolás, de los guerrilleros, Manuel Caballero todavía vive de eso, y por esa misma vía se fueron Américo Martín, Fredy Muñoz y un rosario de renegados.
Se burlan de esa etapa histórica, la trivializan, porque así les pesa menos en la conciencia su deslizamiento hacia las posiciones oligarcas. Deformando, desdibujando a los que lucharon por el Socialismo, les es más fácil traicionarlo. Después ha quedado como una costumbre, como un salvoconducto: cuando un político quiere congraciarse con la derecha, debe burlarse de la gesta heroica del sesenta.
No sabemos si ese es el caso de nicolás, o si padece la enfermedad muy común de la incontinencia verbal que afecta a los políticos.
Si ese es el caso, le queda el recurso de retractarse, que lo enaltecería como revolucionario: errar es humano, y reconocer las metidas de patas es propio de hombres enteros.
La posición de nicolás, que es en el mejor de los casos incontinencia, enrarece la discusión e impide el análisis riguroso de la vía y los métodos revolucionarios. Precisemos.
Primero, la gesta guerrillera de los sesenta fue un intento heroico de retomar el rumbo revolucionario que los reformistas y etapistas, los mismos que todavía andan por allí cuentiando, entregaron el 23 de enero.
Se puede decir que hubo equivocaciones, lo que no se puede negar es que esa gesta es parte del acervo revolucionario de este pueblo, que está en la raíz de las posibilidades revolucionarias de hoy, del ímpetu revolucionario que nos acompaña.
Segundo, las vías, las formas de lucha de la Revolución, son todas legitimas, ninguna se puede desechar, su uso lo define las circunstancias. Esto debería ser objeto de una discusión mas seria que la que nos plantea maduro. Nada más recordemos que nos preparamos para una guerra de resistencia, cuya esencia es la lucha guerrillera.
¡Criticar es Amar!
José Martí

24.6.08

LA CRISIS

Variados sectores hablan de crisis económica. Nos dicen que “amenaza la crisis mundial”, “importamos inflación”, “los alimentos están caros y son escasos”, “el petróleo sube”, “los indicadores bajan”, “la producción se estanca”, “el problema son las refinerías”, “el norte entrará en recesión”.
Siendo así, importante es reflexionar sobre las crisis. Veamos.
Las crisis son inherentes al sistema capitalista que arropa al mundo, se presentarán periódicamente, y creemos que cada vez con más frecuencia, por lo tanto las revoluciones deben aprender a convivir y a avanzar en medio de las crisis cíclicas del sistema capitalista mundial.
Las crisis tienen dos componentes principales:
Uno, las adversidades, que pueden ser de variados tipos y diferentes fuentes: inflación, estancamiento, combinación de los dos, fenómenos naturales, escasez, errores cometidos, etc.
El otro, la capacidad de la sociedad para enfrentar las adversidades, la conciencia, su textura, las raíces históricas que soportan su voluntad, la confianza en su dirigencia, la información y comprensión de la situación, las razones sagradas que la mueven.
Los dos componentes deben ser atendidos, pero teniendo siempre como norma que de las crisis la Revolución, el Socialismo, la dirigencia, deben salir fortalecidos.
De nada vale, por ejemplo, resolver la adversidad de la inflación si la causa Socialista o la dirigencia salen descalabradas.
Los dos componentes deben ser atendidos, pero el componente principal es la capacidad de la sociedad para enfrentar las dificultades, esa es la medida definitiva del nivel revolucionario alcanzado por un pueblo, y es un objetivo principal de la Revolución.
Una Revolución se medirá por la capacidad de respuesta de la sociedad que construya. Una Revolución va por buen camino si construye una sociedad capaz de soportarlo todo por mantener su dignidad, su soberanía, capaz de luchar por el derecho a ser conductora de su propio destino, de identificar con claridad a sus enemigos y no claudicar frente a ellos, de construir por sobre sus errores un sistema que le de la mayor suma de felicidad y la mayor suma de justicia.
Una Revolución estará fallando si construye una sociedad que a la menor dificultad se tambalea en sus principios, si recula en sus metas, si sale despavorida a pedir ayuda a sus enemigos.
En realidad no se ha resuelto nada si la Revolución resuelve las adversidades a costa de aumentar los valores del capitalismo, reforzar la ética del egoísmo, minar la Conciencia del Deber Social. Eso sería una solución momentánea que a la larga está cavando la sepultura de la Revolución.
Entonces, en esta crisis, que todas las señales presagian, es vital que al lado de las medidas económicas de urgencia, que la dirigencia considere que resuelven, es necesario una Misión que incorpore al pueblo a la solución de los problemas, que le proporcione armas espirituales a la sociedad para comprender y afrontar la crisis. Siempre rumbo al Socialismo.
La crisis es un territorio donde la lucha de clases se eleva, donde sus proyectos se enfrentan con crudeza. En ellas el Socialismo debe entrar en batalla.
¡Criticar es Amar!
José Martí