13.2.10

LA LUCHA INTERNA

La lucha interna es la más difícil de entender pero es la más importante. Siempre es más fácil percibir al enemigo exterior, este es evidente.
Así, en la época de la independencia era fácil distinguir al Imperio Español como el enemigo, pero imposible caer en cuenta que la derrota del Libertador estaba adentro, que Santander y Páez eran los verdugos del sueño de Bolívar.
El 23 de enero del 58, los dirigentes en aras de mantener la unidad, sacrificaron la lucha interna, no alertaron al pueblo y la gesta fue atrapada por los reformistas que sumieron a la patria en medio siglo de oscuridad. Se postergó nuevamente el sueño.
La lucha interna es ante todo una lucha de ideologías, ellas deciden en última instancia el combate. Podemos decir que una derrota revolucionaria siempre es precedida por una derrota ideológica.
Siendo así, es un extravío focalizar la lucha interna en las personas, al contrario: se debe fijar en las corrientes ideológicas que pugnan por la hegemonía, por conducir la Revolución. Veamos.
En el interior de la Revolución encontramos varias ideologías en feroz lucha interna. Se agrupan en dos campos principales, la Socialista y la nosocialista. Las nosocialistas proponen formas que van desde el capitalismo franco, hasta propuestas que mimetizan el Socialismo, pero sin pasar de ser populistas y anarcoides. Estas ideologías surgen principalmente de la pequeña burguesía y de los marginales.
Entonces, en el interior de la Revolución e independientemente de la voluntad, existe un fuerte choque de ideologías que debe ser, primero reconocido y luego tratado con inteligencia.
Lo importante para los revolucionarios, su tarea, es impulsar las formas socialistas explicarlas, concretarlas y defenderlas de los embates de las corrientes nosocialistas.
Explicar, con argumentos, por qué un empresario capitalista siempre será un apropiador del trabajo ajeno, siempre será un ladrón, y siempre será un enemigo de nuestro Socialismo incipiente. Decir que estimular al capitalismo es, necesariamente, debilitar al Socialismo.
Difundir, como heraldos del futuro, que el Socialismo tiene como objetivos supremos, el rescate de la condición humana del humano, la integración de la sociedad, y que eso sólo se logra si se sustenta en la Propiedad Social de los Medios de Producción administrados por el Estado, única manera de conseguir esos objetivos humanizantes.
Queda claro, entonces, que es la lucha interna la que definirá el destino de la Revolución , la que decidirá si construimos un mundo que sea ejemplo para la humanidad, o si nos quedamos en el tremedal de las miles de variantes que presenta la miasma capitalista, justificando y posponiendo la gran ruptura, el gran salto que es una Revolución.
Hoy la principal tarea de los revolucionarios es estudiar para participar en la lucha interna con la pasión que asegura el éxito.
¡Chávez es Socialismo!

12.2.10

LOS PLANOS DE LA CONCILIACIÓN

Las revoluciones pacíficas transcurren en medio de una fuerte tentación reformista. La coexistencia forzada con el capitalismo es abono para esta corriente de la contrarrevolución.
En todos los planos de la vida social, la manifestación del reformismo es la conciliación. El reformismo es un intento conciliatorio de detener la Revolución , con la justificación de la necesidad de amortiguarla, morigerarla, la debilitan facilitando su derrota. Veamos.
En lo económico, el reformismo tiene como eje central de su propuesta no superar al capitalismo. Su función es presentar formas económicas de apariencia diferente al capitalismo, pero en el fondo conservar su esencia. Inventan “terceras vías”, “un país y dos sistemas”, “empresarios con sensibilidad social”, “empresas de producción social”, etc. Todas estas propuestas tienen en común que impiden la formación de conciencia social, son capitalistas.
Plantean formas hibridas socialismo-capitalismo, que también impiden la formación de conciencia social, y terminan por abrir paso al capitalismo.
El reformismo, en su expresión más populista y anarcoide, propone unidades económicas pequeñas, egoístas, que producen mercancías, compiten en el mercado, y por supuesto explotan, o son vías no declaradas de transferencia de recursos públicos.
En lo político, no tienen más proyectos que la conciliación. Ante el menor escollo corren despavoridos a tender puentes hacia la oligarquía, siempre están viendo un “lado sano” en el enemigo, y con esa conducta confunden y cosechan desencantos continuos.
En la organización social, se resisten a superar las formas de organización local aisladas. Le temen, rechazan la organización popular, que forma tejido, que le da dimensión social a la participación. Confinan a la gente al mezquino entorno de su espacio vital: su visión no consigue elevarse ni siquiera a lo regional, mucho menos a lo universal.
Se forma así un hombre mezquino, miope, egoísta, incapaz de entender la marcha de la sociedad, de la humanidad. Un hombre fácilmente manipulable con migajas y promesas. Así el reformismo mina las bases humanas de cualquier Revolución.
Donde mejor se ve la conciliación es en el campo cultural. Los reformistas piensan que la cultura está por encima de la sociedad, de la lucha de clases, y en nombre del arte claudican en la batalla cultural que es toda Revolución.
Consideran el arte inocuo, eunuco, lo despojan de su carga política, tan necesaria para la Revolución, indispensable para formar nuevos valores, combatir la cultura que justifica la dominación. Mucho daño hace la conciliación reformista a la Revolución en la Cultura.
En la Comunicación, el reformista también concilia: argumenta, justifica su inercia en la batalla con libertad de expresión, evita radicalizarse, tiene preferencia por un equilibrio que desarma, y pierde oportunidades de formar al pueblo. Promueve medios “imparciales”, sus programas son de debates sosos, entre los de allá y los incautos de acá.
La conducta que emana del proyecto reformista es un egoísmo, base para el capitalismo, para el clientelismo. No hay revolución posible sin antes no derrotar al reformismo que la habita.
¡Chávez es Socialismo!

11.2.10

EL ENIGMA DE LA VOLUNTAD

En política existen muchos enigmas, y muchas ficciones que pretenden darles respuestas. Uno de estos es la manifestación de la voluntad de una sociedad.
Uno de los fundamentos de la política es descifrar esos enigmas, y de la manera que lo hagamos nos ubicará en una determinada posición ideológica.
Exploremos el enigma de la manifestación de la voluntad en una sociedad. El asunto es complejo, tiene múltiples interrogantes. Veamos.
¿Es la voluntad de una sociedad un hecho libre, espontáneo, voluntario de sus miembros, o por el contrario obedece a los intereses de una fracción de la sociedad que coloniza la mente del resto y la manipula? Intentemos respuesta.
Toda sociedad de clases es una situación de dominación, donde la clase dominante, hegemónica en lo económico, lo es también en lo espiritual, influye al resto de la sociedad para que sea parte fundamental en la justificación del sistema que la domina.
Así, la manifestación de la voluntad de la sociedad es en realidad la manifestación de la voluntad de las clases dominantes. Toda la cultura dominante, la religión, la educación, el arte, está al servicio de esa transferencia de voluntad.
Esto explica que sociedades enteras elijan, una y otra vez, a sus verdugos, se explica que pinochet regrese a Chile encarnado en uno de sus secuaces.
Las clases dominantes necesitan institucionalizar esa voluntad perversa, dar la sensación de legalidad. Por eso hicieron de las elecciones un fetiche, una ficción.
Para ellos es fácil manejarlas, son su válvula de seguridad. A una opción minoritaria la pueden presentar como manifestación de la voluntad popular, y si todo falla, dan un golpe. Honduras es un ejemplo entre miles.
Las elecciones oligarcas se han convertido en el mundo capitalista en el único criterio de manifestación de la voluntad, de la legalidad. Éstas son un mediocre criterio, no es el mejor, ni es el único, y casi siempre es perverso.
Si consideramos la brutal abstención que acompaña a estos procesos, la dispersión en varios candidatos, las manipulaciones y presiones posibles, tenemos que aceptar que casi siempre la mayoría en elecciones no es la voluntad de la sociedad, ni del grupo que elige, sea un partido o un sindicato.
Podemos concluir que la dominación oligarca tiene en las elecciones una forma que le es propia y perversa de legitimarse.
Entonces ¿cuál es la manera de legitimarse la Revolución?
La legitimación revolucionaria es la movilización popular alrededor de las propuestas de los líderes. El Libertador, la Independencia, se legitimaron en la inmensa movilización que fue la Guerra de Independencia. Cuando el pueblo, abusado en su credulidad, no se movilizó más, entonces vino San Pedro Alejandrino. Después Santander se legitima en unas elecciones.
Hoy en Venezuela debemos derrotar la credulidad, cerrar filas alrededor de Chávez. Con irreverencia en la discusión y lealtad con la decisión.
Chávez debe decidir los candidatos, así frenaremos las ambiciones subalternas, fortaleceremos la Revolución.
¡A Chávez lo legitima la movilización del pueblo!
¡San Pedro Alejandrino no se repetirá!

10.2.10

EL SOCIALISMO SEGÚN CUDEMUS

Cudemus no engaña a nadie, no se disfraza de socialista, es un empresario capitalista, y lo declara con la convicción del que cree en su posición. La pregunta que surge es: ¿Cómo se insertan los capitalistas en la construcción del Socialismo? ¿Podrán, tienen la intención de ayudar a construirlo? Veamos.
Analicemos la posición de Cudemus, utilicemos para esto una entrevista aparecida en Últimas Noticias el domingo 7 de febrero. Allí Cudemus declara:
…“la intención de quienes promueven el proyecto socialista del presidente Chávez es favorecer el tema socialista. Creo que en este momento tenemos algo que los chinos han llamado un país dos sistemas y quizá vamos más allá. Un país en donde pueden coexistir un sistema socialista, que es priorizado por el sector público oficialista, y un país donde la empresa privada tiene sus espacios y los puede desempeñar”.
Queda claro que el empresario no se disfraza de socialista, ni pretende ayudar a crear Socialismo, es un capitalista que defiende el capitalismo. Para eso se sustenta en los chinos, navega en nuestras debilidades y faltas de precisiones ideológicas.
Debemos reafirmar dos conceptos:
Primero: ¡China es capitalista! del capitalismo más salvaje, contaminante, explotador que hay en el planeta. No significa salida para la humanidad, nadie puede pensar que lo sea.
Segundo: los capitalistas, por su propia naturaleza, son voraces, necesitan crecer, acumular, expandirse, esa es su esencia, por lo tanto, siempre buscarán abrirse campo, tragarse las formas socialistas, sus competidoras. Y, lo más importante, buscarán siempre, es inevitable, su expresión política, el poder.
Entonces, es evidente que estimulando a los capitalistas, potenciándolos, estamos, sin ninguna duda, creando a los verdugos del Socialismo. Pero sigamos indagando qué piensa Cudemus, el capitalista de este lado de la talanquera.
Cudemus sabe donde está parado, mejor que muchos bolivarianos, por eso en la entrevista declara: “Ante la existencia de un sector, cuyo objetivo es priorizar el Socialismo, yo tengo que fortalecer la empresa privada.” Él sabe dónde está su batalla, no tiene dudas.
Los oligarcas capitalistas, no importa en cuál lado de la talanquera se encuentran, siempre lucharán por sus intereses.
Hoy los oligarcas nacionales, en combinación con las oligarquías mundiales, están empeñados en debilitarnos para dar un zarpazo que sea de tal crueldad que signifique el olvido del ejemplo.
El deber de los socialistas es, más que nunca, construir Socialismo, de la única manera que eso es posible, con hegemonía de la Propiedad Social de los medios de producción administrados por el Estado, con Conciencia del Deber Social. Sólo de esa manera podremos ganar la batalla al capitalismo.
La Propiedad Social debe ser hegemónica, no hay otra manera de hacer Socialismo, y no hay más Propiedad Social que la propiedad de toda la sociedad administrada por el Estado, la única que se entrelaza con la Conciencia del Deber Social.
Si no construimos Socialismo, si no enfrentamos al capitalismo, si nos distraemos caminando por atajos, experimentando con formas organizativas y económicas nosociales, transitaremos el camino a la derrota.
¡Chávez es Socialismo!

9.2.10

LA BATALLA IDEOLÓGICA DE LA OLIGARQUÍA CAPITALISTA

La oligarquía capitalista, herida de Socialismo, se retuerce en todos los campos procurando zafarse de su destino de extinción. Es así que Julio Borges y Cudemus, cada uno de un lado de la talanquera, intentan deformar la idea de Socialismo. Esos son los ataques que más daño hacen a la Revolución, desorientan a la masa.
Primero, estudiemos a julio borges: este vocero principal de la oligarquía, nos trae en Últimas Noticias del domingo 7 de febrero una explicación de “por qué no funciona el Socialismo”. Se trata de una tesis infeliz y macabra. Expliquemos.
Nos dice borges que un profesor, en una universidad, quiso explicar a sus alumnos por qué el Socialismo no funciona. Para esto ideó un juego sencillo: igualar las notas de todo el grupo.
Supuso que el Socialismo es un promediar los buenos con los malos, y así lo hizo, obteniendo en el primer examen un rendimiento regular del grupo. En el segundo examen, cuando promedió a todo el grupo, el resultado fue mediocre, y ya para el tercer examen el resultado fue, todos aplazados.
Sigue el cuento julio, y nos dice que los estudiantes del experimento comenzaron a pelear porque ninguno quería estudiar para que se beneficiara otro que no quería estudiar, y concluye que todos perdieron el año. Y el profesor pontificó, que esa era la razón del fracaso del Socialismo.
Pero profundicemos un poco en la tesis del anónimo profesor de julio: en el fondo se intenta exponer que el humano es incapaz de tareas fraternas.
En el escrito, julio expone la esencia de su pensamiento: …“el ser humano está dispuesto a sacrificarse cuando la recompensa es justa y todo el mundo se esfuerza por igual”. Así resume el meollo de su tesis antropológica: “el humano es egoísta y sin recompensa no actúa, y no está dispuesto a ayudar a los menos favorecidos. El pobre es pobre porque es flojo”. Él no podría pensar de otra manera, es la tesis egoísta, inhumana del capitalismo, que desprecia a los humildes.
El Socialismo es humanismo, cree en el hombre, y cree que las relaciones humanas determinan la condición humana. Por eso, podemos deducir que el grupo del cuento de julio, era un grupo de una universidad privada donde se preparan los cerebros que utilizará el capitalismo, allí una de las enseñanzas más importantes es el egoísmo y la guerra de todos contra todos.
Si el grupo del experimento fuese en una Universidad Socialista, otro sería el comportamiento, se ayudarían a estudiar, los de veinte, ayudarían a los de diez.
Julio y su profesor se saltan a la torera las extraordinarias experiencias del humano en lucha por construirse. Se saltan el heroico comportamiento fraterno del pueblo cubano resistiendo el criminal bloqueo impuesto por los gringos, o la hazaña del pueblo soviético derrotando al peligro nazi.
Julio Borges es un ejemplo de la infame labor de los capitalistas del otro lado de la talanquera. De Cudemus nos ocuparemos mañana.
¡Chávez es Socialismo!

8.2.10

BARRIO SOCIALISMO ADENTRO

No es posible hablar de Barrio Adentro sin hablar de Socialismo. No se puede abarcar toda su inmensa grandeza sin relacionarlo con el Socialismo. Barrio Adentro es una operación de solidaridad humana de elevadísima magnitud, impensable sin el Socialismo. Veamos.
Los Barrios de Caracas son muestra del fracaso del capitalismo como opción de vida para la sociedad. Verdaderos guetos desamparados a la buena de Díos.
La república capitalista confinó en los barrios a grandes sectores de la sociedad desplazados del campo, que vinieron a la ciudad tras la esperanza petrolera. Los barrios se constituyeron en el territorio de los excluidos de todo beneficio social, en muestra de las mayores miserias materiales y espirituales surgidas del capitalismo.
Cuando la Revolución llega al poder, y después de aliviado el proceso de los lastres de la derecha clásica, surgió la necesidad de atender a los barrios, que habían entendido, o mejor, sentido que su única esperanza de redención era la Revolución y la apoyaban sin condiciones.
Cómo empezar a dar atención, amor a aquellos que siempre fueron despreciados por los dominantes, cómo cambiar la visión hacia los excluidos, cómo dignificar a los humildes.
Pero más que eso cómo dignificarlos, y al mismo tiempo prepararlos, concientizarlos para que fueran los arquitectos de su propia redención, constructores de su futuro, mostrarles la meta y la ruta.
Esas eran las condiciones y ese el reto. Surgió la idea de empezar por la salud.
Había un problema: ¿qué médicos podían ir al barrio profundo, a llevar salud y amor? ¿Dónde encontrarlos?
Se buscó por toda la América, partieron comisiones reclutadoras y volvieron con las manos vacías, no había profesionales dispuestos a internarse en los guetos.
En el capitalismo que padecemos y que nos rodea no había humanidad suficiente para la tarea.
Y surgió Cuba, el único país en el mundo con un sistema diferente del capitalismo, el último bastión del Socialismo. Allí había un hombre nuevo, allí el sueño del Che y Fidel era realidad.
Y un año después de la canallada de abril, comenzaron a llegar los pioneros de una de las operaciones humanitarias más hermosas y de mayor magnitud hecha por la humanidad, y los barrios vieron con extrañeza a unos seres diferentes.
Dormían en el suelo y compartían la miseria, no buscaban riqueza y curaban con amor, venían de lejos a ayudar, a amar, y amaron a ese Pueblo como nadie nunca lo amó.
Hicieron y hacen millones de consultas, salvaron centenares de miles de vidas, atendieron nacimientos, aconsejaron, recetaron, dieron medicina y alivio a los excluidos.
Pero sobre todo les dieron amor y ejemplo.
Nos mostraron que un nuevo hombre es posible, que a pesar de las desinformaciones de la oligarquía, el hombre nuevo y la sociedad nueva existen.
Nos demostraron que el deber nuestro, que la redención de este Pueblo está en luchar por el Socialismo. Que por sobre todos los errores cometidos, las carencias, los defectos, el camino hacia el Socialismo, es el camino.
¡Barrió Adentro es Socialismo!
¡Chávez es Socialismo!

7.2.10

UNA ROSA BLANCA PARA RAMIRO

Medio siglo ha pasado desde que un muchacho de veintidós años irrumpió, iracundo, inmenso, en el cuartel más importante de su país, y con la valentía de los héroes dio la campanada para el inicio de una nueva era para el continente y la humanidad.
Desde aquel día, ese muchacho nacido en un pequeño pueblito con nombre de diosa griega, Artemisa, transitó la senda de los héroes: el Granma, Alegría de Pío, la Sierra Maestra …después, medio siglo de batalla contra el acecho de la bestia, y de esfuerzo en la construcción de la Esperanza, de tomar el cielo por asalto.
Ese muchacho, convertido en Comandante de la Revolución, el más alto grado que otorga su Patria, nos visita hoy. Vino a ayudar. Toda su historia es un trasformar para ayudar, en ese apostolado le va la vida.
La visita de Ramiro Valdés es símbolo de los nuevos tiempos que vivimos en el continente y en Venezuela, ya los pueblos oprimidos, como vaticinó el Che, “han dicho basta y han echado a andar, y su marcha de gigantes ya no se detendrá”. A la cabeza de la marcha va la ALBA, las banderas de vanguardia las portan Chávez, Fidel, Raúl, Evo, Correa, Daniel.
Nosotros sabemos a Ramiro representante de la sociedad del futuro, lo sabemos tallado en la misma madera de los Liberadores de Pueblos y Fundadores de Mundos, lo recibimos como haría el Apostol Martí: ofreciéndole la mano franca y una Rosa Blanca cultivada en las entrañas amorosas de esta patria.
Vivimos tiempos de rebelión de los humildes, de unidad de los Pueblos saqueados por los imperios, y eso aterra a los capitalistas. Por eso enfilan su odio contra Ramiro, por representar una nueva oleada en la lucha, por ser su visita emblema de Unión.
Ramiro define. Nos define como Revolución verdadera, las que son fieles a su Pueblo, practican el internacionalismo, soberanas. Una Revolución, una sociedad que paga con amor el amor que ha recibido.
Con Cuba nos atan lazos de amor y de agradecimiento, ella ha acudido a nuestro llamado siempre, y siempre desinteresada. Vino cuando unos jóvenes irreductibles mantenían en alto en las montañas el decoro de la patria y necesitaban solidaridad.
Y vino cuando requerimos alfabetizar, o llevar salud donde nadie quería ir. Siempre sin pedir nada a cambio, sólo la gloria de servir.
Por supuesto que la canalla no aplaude a Ramiro. Unos siguen instrucciones del norte, que no tolera el ejemplo de Cuba. Otros buscan que el imperio les perdone su pasado rebelde, ellos tienen que certificar su entrega en cada episodio. Todos vuelcan su odio al futuro, a la vida que Ramiro representa.
Por supuesto que la canalla no aplaude a Ramiro, eso los define, nos da una muestra de su jaez, de lo que harían si regresaran: verían un Ramiro en cada uno de nosotros, y contra el pueblo enfilarían su odio destructivo y cruel. Nunca fue más apropiada la consigna: ¡No volverán!
¡Chávez y Ramiro son Socialismo!