9.10.10

EL PUEBLO QUE QUISO VOLAR

Este pueblo ha emprendido varias veces el vuelo alto, esos intentos han labrado nuestro ser: somos lo que hemos construido en nuestras elevaciones sobre lo mediocre, la costumbre, el acomodo.
Guaicaipuro, José Leonardo, Bolívar, Zamora, Fabricio, Américo, son vuelos que concentran el espíritu cimarrón de este pueblo. Sin embargo, y debemos decirlo con valentía, los intentos de llegar al cielo han fracasado, y es en gran medida por los extravíos de nosotros mismos, atrapados por la incomprensión de lo inmediato, por la ignorancia del compromiso, por las seducciones con las que los enemigos de la Humanidad han conseguido distraernos, debilitarnos.
Cada intento fracasado trajo siglos de parsimonia, de entrega a los mercaderes, pero siempre la luz libertaria consiguió estallar de nuevo. Hoy, con Chávez, vivimos uno de esos instantes, quizá el último de la historia. Se abre una oportunidad de redimir al hombre, de rescatar la armonía, el amor que salva. Si dejamos pasar esta posibilidad, si no emprendemos el vuelo alto, si nos quedamos en la mediocridad de lo inmediato, entonces nos espera la nada, porque más allá de esta oportunidad sólo está el vacío, el silencio de los desiertos y de los camposantos.
¿Cómo no ser un fracaso más de la triste historia de la Humanidad ?
Los oligarcas que nos han llevado a las orillas del abismo, luchan por derrotar la esperanza de redención. Paradójicamente, su principal fuerza son las mismas víctimas de su despojo, los humildes forman el grueso de su ejército.
Con su manipulación consiguen poner al servicio de los oligarcas a los que más padecen la crueldad del sistema burgués. Es necesario emprender una fuerte campaña de evangelización de los humildes, llevarles la verdad en la práctica y en la teoría, hacerles conocer las bondades de la vida en armonía, restituirles su condición de seres sociales, ofrecerles una sociedad que sustituya a esta guerra de todos contra todos que es el capitalismo.
Debe ser la Clase Obrera, encontrada con su papel histórico, el centro de ese empeño. Sólo ella puede impregnar al resto de la población, a los humildes, de la visión social del mundo, superar el mezquino individualismo que castra al humano.
Sólo la Clase Obrera, su ideología, podrá ser ejemplo y guía para el resto de la población, mostrarle la manera social de relacionarse, elevar al hombre de las miserias de un individualismo que lo aplasta, hasta las potencialidades de la vida en sociedad, única manera del desarrollo pleno del humano.
La fábrica debe ligarse al resto de la sociedad: la cooperación, el convencimiento de que el trabajo de todos debe beneficiar a todos. Esa idea, que es central en el Socialismo, debe irradiarse a los humildes, esa forma de relacionarse debe ser la meta de toda la sociedad.
Barrio y fábrica deben estar conectados por el Trabajo Colectivo Voluntario. Si conseguimos establecer este vínculo, el vuelo alto será una realidad, y el 2012 festejaremos un triunfo definitivo.
¡Chávez es Socialismo!
¡Construir la Conciencia Socialista con Trabajo Voluntario!

8.10.10

NECESIDADES Y ELECCIONES

El capitalismo crea necesidades aberrantes, esa es la base de su economía, de esa manera intenta mantener el consumo siempre en ascenso. El consumo es la medida de su salud: si éste baja las alarmas se encienden, si la producción de mercancías disminuye el pánico cunde. Así transcurre la vida de la sociedad capitalista.
Podemos decir que la sociedad se ha enfermado de consumismo, padece la peste capitalista, que además de fragmentar a la sociedad, la ha convertido en un gran mercado, y a los individuos en insaciables máquinas que sólo existen si consumen, o mejor, si de alguna manera adquieren mercancías. El TENER es la medida de la existencia. Así, por ejemplo, el no poseer celular es inaudito, la carencia de lo material suprime, condena al humano al mundo de los nogente.
En este mundo de las cosas, el espíritu está arrinconado en el desván de los desechos, las cosas materiales gobiernan, por obtenerlas se sacrifica todo, todo gira en el mercado, todo tiene su precio, el mercado eleva nulidades y aplasta talentos, puede hacer de la infamia una virtud, y de la virtud una deshonra.
Ese afán de TENER por sobre cualquier otra consideración hace a los pueblos débiles, presas de las manipulaciones burguesas, y son las elecciones un evento donde se evidencia la perversidad del mundo de las mercancías, la manipulación de las masas. Veamos.
En las elecciones se mide la capacidad de un gobierno por satisfacer las necesidades de una población, las necesidades naturales, y también, más importante, las necesidades artificiales, las que caracterizan la patología capitalista. Si un gobierno racionaliza el gasto, si planifica la producción, controla las importaciones, entonces corre el riesgo de perder las elecciones burguesas. Para triunfar en estas elecciones debe entrar en la subasta del mercado.
Veamos un ejemplo de lo que se podría hacer y no se hace por la diabólica lógica electoral: Si se reduce sólo a la mitad la importación de perfumes, la sociedad ahorraría suficiente para construir ciento cincuenta teatros para la cultura.
Y a pesar de que es insostenible este régimen de vida de la sociedad, de ser una verdadera locura que nos conduce al desastre, se mantiene por la lógica capitalista.
Si consideramos a la sociedad como un todo, revisamos la importación de mercancías que satisfacen necesidades artificiales, si pensamos en el despilfarro de gasolina, el consumo excesivo de electricidad, tenemos que llegar a la conclusión que una de las tareas más importante de una Revolución Socialista es modificar las necesidades artificiales que el capitalismo nos impone. Sin este cambio de visión vital no es posible el Socialismo.
La Revolución debe elevar el nivel de comprensión, hacernos entender la importancia de modificar los patrones de consumo para la sobrevivencia de la especie. Simultáneamente, debe modificar la manera de consulta de la voluntad popular, acabar con el mercado electoral, hacer elecciones donde todos, electores y elegidos, seamos responsables del destino de la sociedad, y no actores egoístas.
¡Chávez es Socialismo!

7.10.10

ELECCIONES Y CLASES SOCIALES

Reflexionar los resultados de las últimas elecciones nos señalará el camino del triunfo. Veamos.
El voto revolucionario oscila, baja en las grandes ciudades, se mantiene en las pequeñas y en el campo. Reflexionemos.
El mecanismo electoral burgués eleva la vocación clientelar, limita la visión a lo inmediato, al entorno, exacerba el egoísmo, las masas se guían por supersticiones, el azar, el miedo, ocupan el lugar del razonamiento serio. Así el voto se hace voluble, sin convicciones: se puede votar por alguien que promete locuras que no puede cumplir, no importa, la elección opera en un mundo de ficción, es una embriaguez colectiva.
Las capas sociales más vulnerables a ese tipo de influencia son las capas humildes de los barrios de las grandes capitales. La plasticidad que requiere la vida del barrio, la viveza de la ciudad, el sacar provecho a cualquier situación, construyen una psicología del facilismo que se amolda bien a las ficciones de las ofertas electorales burguesas. No hay compromiso duro, todo puede cambiar de acuerdo a la oportunidad.
Cuando una oferta electoral, por la manipulación mediática, pierde la fuerza espiritual, cuando deja de ser portadora de la esperanza, entonces llegó la hora de la mudanza de preferencias. Cuando no se cumplieron las expectativas infinitas de recompensa material, cuando no se puede, sin esfuerzo, colmar las necesidades artificiales, entonces llegó la hora del voto castigo, se cambia al Guía por una promesa vacía. Así se explicaría la fluctuación del voto de las zonas humildes de las grandes ciudades.
En las pequeñas ciudades y en el campo, la situación es distinta, el hombre rural, es más mineral, tiene más solidez en sus preferencias, no cambia a la primera oportunidad, tiene otro sentido de la palabra empeñada. Las reivindicaciones que espera tienen que ver con su vida, con las necesidades naturales básicas, con la tierra. Así se explica la fidelidad de ese voto.
Entonces, cómo endurecer el voto de los humildes de las grandes ciudades.
Este es el gran reto de la Revolución, la respuesta está en los obreros zafados de la lógica capitalista y encontrados con su ideología. Veamos.
La Clase Obrera está destinada a consolidar a la Revolución, es la única que puede impregnar al resto de la sociedad de una sólida conducta revolucionaria, terminar con las oscilaciones de los barrios humildes de las grandes ciudades, atraer las capas sanas de la pequeña burguesía. Podemos decir que la Clase Obrera encontrada con su papel histórico es el centro de la Revolución, sin ella no sería posible.
La Clase Obrera debe salir del confinamiento de la fábrica, trocar el mezquino control obrero por el Control de la Clase Obrera, adquirir visión social, conducir al resto de la sociedad, a través del Trabajo Colectivo Voluntario, hacia su integración, impregnarla de la nueva ética.
Así todos aprenderemos la necesidad de dar para recibir, las bondades del trabajo de todos para beneficio de todos, derrotaremos las conductas que sustentan al capitalismo y guillotinan al Socialismo.
¡Chávez y Clase Obrera son Socialismo!

6.10.10

LAS ELECCIONES BURGUESAS

Las elecciones burguesas son un formidable mecanismo de dominación, el imperio capitalista las impone a los países del mundo como condición para reconocerlos.
Los organismos internacionales funcionan como gendarmes de la celosa aplicación de las elecciones burguesas, que ellos llaman elecciones libres. Producen acuerdos y firman compromisos de cumplimiento de este tipo de consulta.
Ya lo anterior sería causa para ponernos alertas ¿Por qué ese interés de los países imperiales por imponer ese tipo de elecciones? ¿Por qué el mundo capitalista basa su legitimación en ellos? Busquemos la respuesta.
El proceso de elección burguesa, la forma de elegir y lo que es elegido, constituye un filtro para las tentativas liberadoras. Recordemos las elecciones burguesas de la cuarta república.
En ellas el voto era una mercancía que tenía precio, eran un carnaval opiáceo de ofertas publicitarias. En la época electoral se abría el cuerno de la abundancia, se repartía de todo, desde licor, música, hasta planchas de zinc.
La profundidad de los planteamientos electorales no iba más allá de los gingles publicitarios, la superstición y la magia sustituían a los argumentos rigurosos. El “voto castigo”, la “economía del voto”, sustituían los razonamientos.
Esas elecciones eran reflejo del país, y condicionaban la política. Toda la política giraba alrededor de las elecciones, se salía de una e inmediatamente se lanzaban los candidatos para la otra.
La sociedad se acostumbró a esa forma de disfrute de las migajas de la renta petrolera. Se esperaban las elecciones para que asfaltaran las calles, para ver de cerca a los dirigentes, para darle un papelito a un político conocido. Las elecciones avivaban, como un juego de azar, la esperanza de los humildes. Esta embriaguez funcionó durante medio siglo.
Hasta que fue tal el desajuste social, y fue tal la fuerza del liderazgo del Comandante, que las cadenas se aflojaron, y un aluvión electoral rompió el maleficio y llevó a Chávez al gobierno, entonces, se hizo el milagro de la Revolución Bolivariana.
Pero, la Revolución ha quedado atrapada en la lógica de estas elecciones que pretendieron ser sinónimo de consulta popular, así el germen de su destrucción crece en su seno.
El mecanismo es diabólico, pero sencillo de entender: para ganar elecciones burguesas hay que portarse como burgués. Es decir, usar las herramientas melladas del capitalismo.
Esas elecciones van diluyendo el fervor que hizo posible el primer aluvión, y se van transformando en unas elecciones burguesas típicas. De esta manera en el mejor de los casos se ganan, pero se va tallando un pueblo que exige y exhibe cada vez más comportamiento burgués tradicional, y se aleja de la senda revolucionaria.
Las elecciones burguesas no pueden ser el sello de esta Revolución, no son prueba de democracia, sólo demuestran lo mucho que nos falta por avanzar, por corregir. Si continuamos con estas elecciones, irremediablemente, condenamos a muerte al proceso, lo entregamos en las manos de la oligarquía. Es urgente modificar las formas de consulta de la voluntad popular.
¡Chávez es Socialismo!

5.10.10

IRREVERENCIA Y LEALTAD

En el momento de la irreverencia dijimos lo que creemos que había que decir, seguiremos siendo irreverentes, corriendo todos los riesgos que eso implica.
Ahora, en el momento de la lealtad, seguiremos siendo leales. De allí que para nosotros la discusión de la calificación del resultado electoral está cerrada, el Presidente Hugo Chávez dijo la última palabra.
Entonces, sigamos adelante…
Todos coinciden en un punto central de la situación postelectoral: ¿Por qué los humildes que debían votar por la revolución, no lo hacen, al contrario cada vez lo hacen menos? Es necesario buscar respuestas profundas. Veamos.
Nosotros pensamos que la merma en el voto humilde es el producto directo de las políticas inspiradas en la ideología pequeño burguesa. Éstas fragmentan a la sociedad, son fuente de egoísmo, elevan el individualismo, así contribuyen al voto contrarrevolucionario.
No podemos traducir en votos el frenesí que acompaña al Presidente Hugo Chávez, porque no tenemos un accionar coherente con ese amor popular, al contrario, trabajamos para darle sustento al capitalismo egoísta. Esa paradoja es el centro de nuestros errores, es la causa de la merma en el voto humilde, y debe ser el centro de nuestra discusión.
Entonces, en el fondo de nuestra paradoja electoral está un problema ideológico: nos guía la ideología pequeño burguesa, una ideología de la fragmentación, que entra en contradicción con el sentimiento amoroso que apoya al Presidente Chávez.
No es posible avanzar en la Revolución aplicando la ideología de la pequeña burguesía, la realidad nos lo está diciendo: tocó la puerta con el referéndum de la reforma, y tocó la puerta ahora en estas elecciones.
Debemos estudiar las formas de organización que esa ideología nos propone: Consejos Comunales y Comunas, que de forma aislada, sin formar tejido social, no se traducen en votos revolucionarios.
Debemos estudiar a las formas económicas que proponen estimular y crear pequeños empresarios, el resultado es y siempre será crear unidades contrarrevolucionarias, explotadoras del trabajo, embriones de capitalismo. Votos contrarrevolucionarios.
Es urgente reformular la acción cultural, informativa y formativa, éstas no son inocuas, deben sustentar la Conciencia Revolucionaria.
Es necesario pensar la organización política de la Revolución , ésta debe ser, mediante el ejemplo, guía de las masas revolucionarias.
Si la Revolución persiste en el mismo camino, en el mismo esquema, en la misma ideología, indudablemente seguirá convirtiendo a los humildes en sus propios verdugos, cosechará fracasos irreversibles.
Por último, se toma a Cuba como ejemplo de lo que hay que hacer, estamos de acuerdo, pero, imitemos su esencia: Cuba es ejemplo de alto desarrollo de la Conciencia del Deber Social, eso se resume en el pensamiento del Che y Fidel: Conciencia en Exceso. Ese camino, su permanencia, la historia lo dice, no es equivocado.
Las transformaciones de hoy en Cuba, son formas tácticas de resistencia al bloqueo y a la situación económica, nunca verdades generales del Socialismo, sería un error tomarlas como ejemplo para la construcción del Socialismo nuestro.
¡Chávez es Socialismo!
¡Criticar es amar!

4.10.10

¡MALDITA TEORÍA!

El rechazo a la teoría, al pensamiento, es un fenómeno que se presenta en las Revoluciones. Nace de la postura anarcoide, cuya esencia es la renuncia a la organización, a la dirección. Es un culto al espontaneísmo.
Entre nosotros este rechazo tuvo su florecimiento con el escepticismo que acompañó a la derrota revolucionaria de los años sesenta. Ese trauma incomprendido llevó a muchos a renegar del sueño, de la teoría, del pensamiento, de la voluntad de dirección. Fue algo así como un despecho que se mantiene hasta nuestros días y aún nos impregna.
El capitalismo, siempre sabio en su dominación, profundizó la grieta y consolidó “la teoría de la antiteoría”, a sabiendas que una Revolución sin teoría tarde o temprano perece, saben que un movimiento espontáneo, sin dirección y sin teoría es fácilmente atrapable, no pasará de ser un inmenso motín, sin peligro para el sistema. Ese fue el caso del 27 de febrero.
Los explotadores saben que la teoría revolucionaria es el pilar fundamental de su derrota, por eso la deforman y persiguen a sus elaboradores. No es casualidad que el hombre más odiado y perseguido por la burguesía sea Carlos Marx, el pensador revolucionario más importante de la historia.
Ellos, concientes de que la sociedad la dirige la teoría definida y clara, intentan impedir que la insurgencia la construya, difunden el facilismo de la improvisación.
De allí que la burguesía, sobre el desencanto que la derrota del sesenta produjo en las fuerzas revolucionarias, consolidó el rechazo a la teoría. El término pasó a ser un insulto, un arma para la descalificación. Mucho daño ha causado esta postura. A la primera discrepancia se apela al descalificativo y, con ese artificio argumental, se castra la discusión creadora.
Es necesario recuperar el valor de la teoría, rescatarla del rincón del desprecio. Esforzarnos por entender la teoría que nos dejaron los procesos revolucionarios anteriores, interpretar, a la luz de ese conocimiento, el momento, aportar ideas a la discusión.
Sabemos, por la experiencia histórica, que un movimiento revolucionario sólo es derrotado si antes fue derrotado en la teoría. No hay derrota revolucionaria sin derrota de la teoría, de allí la importancia que tiene la discusión y el estudio.
La teoría no es contemplación, es, parafraseando a Gramsci, la más poderosa de las acciones prácticas. Sigamos las enseñanzas de Marx: “se trata de cambiar al mundo” de usar la teoría como palanca para la transformación. Pero no olvidemos que sin teoría revolucionaria no habrá práctica revolucionaria. Tan perjudicial es la teoría contemplativa, como la práctica sin rumbo.
Esta Revolución nuestra, tan importante para el destino de la Humanidad, debe hacer de la teoría el eje de su actividad práctica. Esa es la única manera de triunfar en la difícil tarea de enfrentarnos al capitalismo mundial para superarlo.
Recordemos siempre que un vacío en la teoría revolucionaria será llenado por la teoría burguesa en sus variadas caretas, y sin percatarnos estaremos caminando por algún atajo hacia la restauración del capitalismo.
¡Chávez es Socialismo!
¡Irreverencia y Lealtad!

3.10.10

EL GRAN RETO DE LA REVOLUCIÓN

El gran reto de las Revoluciones pacíficas es cómo crear condiciones revolucionarias en medio de una lógica, de unas costumbres, de una institucionalidad oligarca, construida para reproducir al sistema capitalista. ¿Cómo crear conciencia revolucionaria en medio de una existencia burguesa?
La solución no es fácil, pero es vital, las Revoluciones pacíficas corren el alto riesgo de ser absorbidas por el sistema que quieren combatir. Desde su interior son capturadas, y se transforman, aunque conserven los símbolos revolucionarios, en sus propias enemigas, en agentes contrarrevolucionarios.
¿Cómo resolver el reto, dónde está la solución?
Ya sabemos que la base de una Revolución es la Conciencia del Deber Social, que todas las acciones revolucionarias deben tener como objetivo elevar esa conciencia, y sabemos también que esa conciencia se construye sobre la Épica Revolucionaria. La Revolución Cubana se construye de manera fundamental sobre la Épica del Moncada, del Granma, de la Sierra. La Revolución Soviética, se fundamenta en las jornadas de 1905 y de Octubre.
De allí surgen los nuevos ejemplos de conducta, se construye la nueva ética que impregna al proceso y a los pueblos.
Pero… ¿dónde está esa fuente de nueva ética, de nueva moral en las Revoluciones pacíficas? ¿dónde buscar la épica que la sustente?
No hay duda que el reto para los dirigentes de una Revolución pacífica es muy difícil: su comportamiento debe ser, tiene que construirse, épico en condiciones pacíficas, heroico sin hazañas espectaculares. Surge una pregunta ¿cómo hacerlo?
La épica de estos días es el comportamiento diferente, alternativo al comportamiento del dirigente burgués, del gobernante oligarca. Correr los riesgos que sean necesarios para diferenciarse, no en la forma, sino en la esencia.
Diferente hasta el exceso de la conducta del dirigente oligarca que los rodea, diferente a las normas del sistema burgués que pretende sustituir.
Chávez se hace líder, se construye paradigma porque tuvo la valentía de reconocer la derrota aquel 4 de febrero, en un mundo donde el político era un oportunista, un traficante de influencias, un aprovechador de las migajas. Esa diferenciación esencial lo instaló en el corazón del pueblo, y su conducta valiente de hacer política sin red de seguridad lo mantiene allí.
La Revolución Pacífica tiene que transitar un largo trecho dentro de las condiciones oligarcas, debe crear mecanismos para defenderse del peligro de ser absorbida por esas condiciones, y para ser percibida por las masas como diferente.
Sus líderes deben ser ejemplo de esa diferenciación, deben reunir las características del Hombre Nuevo, mostrar en su conducta las nuevas relaciones socialistas.
Debemos vencer la tentación de usar las herramientas melladas del capitalismo para resolver los problemas de la construcción socialista, porque intentar ganarse a las masa con esas armas capitalistas, puede ser que nos traigan triunfos transitorios, pero así, seguro, construiremos conciencia capitalista, no nos diferenciaremos del sistema que queremos superar, las masas nos percibirán como iguales a los oligarcas, y nos darán la espalda. Y un día, sin darnos cuenta, amaneceremos derrotados por nuestras mismas prácticas.
¡Chávez es Socialismo!