23.12.11

LA BATALLA DEL ESTUDIO (Viernes 23-12-2011)

En cada paso que da la Revolución siempre la necesidad de estudio se hace presente. Los grandes líderes revolucionarios impulsaron la formación como columna de la Revolución, empezando por Bolívar que entendió temprano que “un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción”, y que sólo la educación podría evitar que el pueblo fuera abusado en su credulidad.


Ya es hora, los acontecimientos recientes lo indican con precisión, de enseriar el estudio, de socializar la ideología revolucionaria, hacer que el pueblo se apodere de, y se empodere en, la nueva cultura. Difundir una nueva manera de pensar, de reflexionar, un nuevo método de análisis, distinto de las trivialidades que nos han instalado en la psiquis los medios de difusión cultural del capitalismo, distinto de los valores morales, de la ética que nos imponen los medios audiovisuales, el cine, las novelas, el púlpito, el museo, la escuela.

¿Por qué hasta ahora la Revolución ha fallado en la intención de estudio?

Es importante analizar las causas, sólo de esta forma podremos retomar el camino de la formación de las masas, del nacimiento de una nueva cultura.

El origen de las fallas en la educación revolucionaria se encuentra en la ideología pequeño burguesa y su versión anarcoide, incapaces de dar el salto hacia la construcción del Socialismo.

Ya sabemos que la pequeña burguesía no puede construir el Socialismo, lo más lejos que llega es a criticar al capitalismo. No puede superar la propiedad privada de los medios de producción, ese es el fundamento de su egoísmo, de sus salidas individuales. Si tiene cualquier poder lo usan, en definitiva, para crear más capitalismo.

Su versión anarcoide, con su rechazo pusilánime al Estado, a todo Estado, los conduce a una visión errada de la dominación y, por tanto, de la liberación. Ellos ignoran la hegemonía de la ideología capitalista, de sus valores, de su cultura, así reducen la Revolución a una visión distorsionada del “pueblo colonizado” por la cultura capitalista: esperan que haga y construya la Revolución de manera espontánea. Para ellos no hay necesidad de vanguardia, de estudio, el “pueblo sabrá que hacer”… Entonces, ¿para qué estudiar, quién enseñará a quién, para qué dirección?

Con esta postura absurda y pedante sabotean cualquier intento de estudio, de formación.

Pero sin estudio no pueden resolverse los problemas de la marcha revolucionaria, la masa, sus dirigentes, no entenderán la táctica y la estrategia, no sabrán manejar la irreverencia y la disciplina, confundirán causas con consecuencias. Así, son capaces de establecer como objetivo la burocracia, pero aceptan sin parpadear el híbrido capital-Socialismo y la propiedad nosocial de los medios de producción que les dan origen.

El Che en carta a Hart, en 1965, desde el campo de batalla, le dice: “Por eso hice un plan de estudio para mí que, creo, puede ser estudiado y mejorado mucho para constituir la base de una verdadera escuela de pensamiento; ya hemos hecho mucho, pero algún día tendremos también que pensar.”

¡Sin Socialismo no hay Chávez, sin Chávez no hay Socialismo!

22.12.11

¿CÓMO GANAR A LA CLASE MEDIA? (Jueves 22-12-2011)

La Revolución Bolivariana desde sus inicios ha buscado la respuesta, implementado todo tipo de incentivos para cautivar a la pequeña burguesía, a la clase media… y el resultado es flaco, siguen adversándonos con las entrañas y además erosionan nuestra natural base social. Revisemos.


La intención de enamorar a esta capa social con halagos materiales ha fracasado. Lo afirman las encuestas. Si es una clase que no es golpeada en su economía, en su vida cotidiana ¿Por qué nos adversa? Si sigue consumiendo, sigue vacacionando ¿por qué prefiere lavar carros en Miami?

La respuesta está en la psiquis, en lo espiritual, es allí donde se da el combate. Los dirigentes oligarcas tienen la inteligencia para crear tiranos ficticios, falsas pérdidas de libertades, falsos desabastecimientos, fragmentar a la sociedad, proponer salidas egoístas individuales, aterrorizar y después presentar absurdos para aliviar el pánico.

Es así que un candidato a alcalde propone hacer de su municipio una "isla de seguridad", aislarlo del resto de la humanidad, y así los vecinos podrán respirar tranquilos. Es probable que este egoísmo absurdo, elevado al máximo, gane elecciones.

Este candidato cosecha lo que los instrumentos de deformación siembran en el alma de la sociedad: el egoísmo. Ese es el centro de la batalla: el egoísmo contra el sentido de sociedad, contra el amor.

En la Revolución hemos cometido el error de esquivar este campo de batalla, nos limitamos a halagar a la clase media, pelear sólo en lo material, ignoramos el combate por el espíritu de la clase media.

Debemos demostrarles dos puntos importantes:

Primero, la imposibilidad de seguir viviendo de la manera que el capitalismo nos impone. No podemos vivir unos derrochando y otros en la miseria, y todos lesionando a la naturaleza. Es evidente que de seguir la agresión capitalista en contra de la naturaleza, las condiciones mínimas para la vida desaparecerán y vendrá su extinción, pero antes la guerra de todos contra todos alcanzará lo inaudito.

Segundo, mostrar las bondades del Socialismo como única manera de conseguir un clima de felicidad y tranquilidad para esta generación y las generaciones futuras. Sólo las sociedades integradas que funcionen como un solo cuerpo, serán capaces de enfrentar con posibilidades de éxito las dificultades que se avecinan.

El dilema es claro: si seguimos halagando a la clase media con prebendas materiales, los resultados serán mínimos, y en el intento perderemos base social chavista. Ahora bien, si tomamos el camino del convencimiento, de un llamado a la conciencia, si damos la pelea en el espíritu, entonces tendremos oportunidad de romper la dura costra del rechazo en la clase media.

El sistema revolucionario de medios de difusión de ideas debe entenderse como los instrumentos de una guerra que se escenifica en el alma de la sociedad. No podemos seguir dando esa batalla con los mismos métodos, las mismas cuñas que se usaban a principios del siglo pasado, es necesario entender la publicidad como materia de especialistas y no como capricho. Difundamos el Socialismo con la pasión del náufrago.

¡Con Chávez!

21.12.11

LA REVOLUCIÓN DESPIERTA A UN GIGANTE (Miércoles 21-12-2011)

La Revolución es el hecho cultural más importante en toda la existencia de la humanidad. Se trata de un salto inmenso, es el reencuentro del humano con su humanidad, pero también es el evento más peligroso con el que se haya enfrentado la especie, despierta a un gigante: al pueblo, capaz de construir mundos pero también de autodestruirse.

El hombre se ha organizado en sociedades donde una minoría se apropia del trabajo, de la riqueza, de toda la sociedad. El capitalismo es la culminación de esta forma de organizarse, es la refinación de los sistemas basados en la depredación del humano por el humano. Su superación ha sido catalogada por los clásicos como la salida de la prehistoria y la entrada en la verdadera historia humana. Ese es el salto que empeña todos los afanes revolucionarios.

La moral y la ética del egoísmo, individual o colectivo, es sustituida por la moral, la ética del deber social, de las soluciones sociales. Esta es la esencia de la Revolución.

Es así, la Revolución debe sustituir la ética, los valores, si falla en ese empeño, si despierta al gigante pueblo y no lo guía hacia la extirpación de la ética del egoísmo, corre el riesgo de que ese titán despierto, consciente de su fuerza, liberado de los controles de la ética de la dominación, pero sin la guía de la nueva ética revolucionaria, caiga en manos de teorías e ideologías fascistas que se alimentan del odio, del egoísmo colectivo.

La épica revolucionaria, las hazañas, el desprendimiento de sus dirigentes, es pilar fundamental de la nueva conducta: va tallando en el alma colectiva la nueva ética, los nuevos reconocimientos sociales, ahora se prestigia la entrega, el trabajo en bien de toda la sociedad, la conducta amorosa.

La organización social y política forma un tejido desde lo capilar hasta lo nacional, soporta el nuevo comportamiento y le da solidez. Es muy importante este tejido social que evita, al darle visión universal a los núcleos de base, que estos cultiven y desarrollen un egoísmo colectivo que, mucho más que el egoísmo individual, soporta al capitalismo, se enfrenta al Socialismo.

La batalla contra el egoísmo, por la Conciencia del Deber Social es vital para esta Revolución nuestra. Toda acción revolucionaria debe tener ese objetivo. Toda distribución de la Revolución, desde una casa hasta un televisor, debe tener como uno de sus requisitos más importantes una retribución a la sociedad de parte del beneficiario. El trabajo voluntario colectivo, por pequeño que sea, es fundamental instrumento para el combate al egoísmo y para la formación de la conciencia de sociedad. La pura caridad es reaccionaria, la distribución con retribución es revolucionaria, educa.

La batalla contra el egoísmo debe ocupar el pensamiento y la acción de los revolucionarios. Debe ser el principal combate por la construcción del Socialismo. Si fallamos en este empeño, si horadamos la moral burguesa y no la sustituimos por la nueva moral revolucionaria, la del sentido de sociedad, estaremos abriendo las puertas al fascismo.

¡Con Chávez!

20.12.11

EL CAMINO AL INFIERNO (Martes 20-12-2011)

La sociedad humana necesariamente se relaciona con la naturaleza, no se concibe una sociedad sin intercambio con la naturaleza. Podemos decir que la naturaleza es parte integral de la sociedad.

Siendo así, como sea esa relación sociedad-naturaleza, será la relación dentro de la sociedad.

Ahora bien, la sociedad se relaciona con la naturaleza a través del trabajo, por lo tanto, la calidad de la relación del trabajo determinará la calidad de la relación del hombre con la naturaleza, y la relación entre los hombres.

Solo existen dos posibilidades. Veamos.

Una: Si el trabajo, que es la relación del hombre con la naturaleza, pertenece a toda la sociedad, si los medios de producción, los medios donde se realiza el trabajo, los medios de relación con la naturaleza, pertenecen a toda la sociedad, si el trabajo es determinado de acuerdo a las necesidades de la sociedad y por ella planificado, si el producto de ese trabajo pertenece a la sociedad, entonces las relaciones hombre-naturaleza, y de los hombres entre sí, serán armónicas, amorosas, viables. Esta situación es el Socialismo.

Dos: Si por el contrario, el trabajo, la relación del hombre con la naturaleza, es mediado por estas fracciones de la sociedad que son dueñas de los medios de producción, de los medios de trabajo, si el trabajo es determinado de acuerdo a las necesidades e intereses de esas fracciones, que son intereses nosociales, antisociales, diferentes y antagónicos a los intereses sociales, si el producto de ese trabajo pertenece a esas fracciones, entonces la relación sociedad-naturaleza deja de ser directa, ahora está mediada por los intereses de esas fracciones.

Entre ellas se establece una dura competencia por la apropiación de la riqueza social, se forma un mercado que es el territorio de esa competencia, que dicta el éxito o el fracaso, que se independiza de la voluntad del hombre y rige su vida. En este caso la relación hombre-naturaleza, y de los hombre entre sí, será perversa, guiada por el lucro y la ganancia de esas fracciones. Todo se transforma en mercancía, sujeto de ser vendido, hasta el hombre se transforma en mercancía. Esta situación es el capitalismo.

Vemos con claridad, que la calidad de la relación hombre-naturaleza y de los hombres entre sí está dada por la calidad del trabajo, y la calidad del trabajo está determinada por la propiedad de los medios de producción.

A cada una de estas propiedades, la social y la nosocial, corresponden una espiritualidad, una conciencia, una cultura que con ella se entrelaza.

Ahora bien, lo que determina la marcha de la historia es la espiritualidad, es la materialidad transformada en cultura, en espíritu, en conciencia. Es allí donde ocurren las acciones y las relaciones propiamente humanas: la política, el arte, la magia, el amor. Podríamos decir que la Revolución es, ante todo, un hecho de conciencia.

Vemos que en el fondo de la marcha hacia el Socialismo está la Propiedad Social, su fundación no es un capricho, es un asunto que decide el futuro.

¡Con Chávez!

19.12.11

LEY DEL TRABAJO Y CONCIENCIA REVOLUCIONARIA (Lunes 19-12-2011)

La búsqueda de la conciencia revolucionaria es la esencia de la historia de la humanidad, acoplar la existencia de los desposeídos con la conciencia revolucionaria es el centro de la Revolución.

Cuando el Libertador grita: "¡trescientos años de calma no bastan!" estaba intentando conectar la existencia colonial con la conciencia independentista. El 4 de febrero tenía ese mismo sentido.

El pensamiento revolucionario ha avanzado en la elaboración teórica que guía a los desposeídos al encuentro con la ideología que les pertenece. Ya sabemos que la Revolución es un acto conciente, no espontáneo, es el difícil parto de la conciencia de la liberación, donde lo espiritual prima sobre lo material.

Ese paso en sociedades como la nuestra, donde la cultura de la renta lo ha distorsionado todo, es sumamente difícil para los dirigentes y para los gobernados. Pero es decisivo, es el camino.

En la historia de las Revoluciones se ha caído en la lógica del capitalismo, es así, la recompensa material individual privó sobre la recompensa material colectiva, social.

La recompensa material individual estimula el egoísmo, que es la base espiritual del capitalismo. De esta manera, al permanecer dentro de la lógica capitalista, este sistema perverso pudo hacer su labor de zapa, amplió su base espiritual dentro de la sociedad, exigió sus reivindicaciones, fortaleció su sistema de valores, el principal, el del dinero como compensación universal, y sobrevino la restauración.

De allí que un importante reto de esta Revolución nuestra es cambiar el sistema de necesidades y la forma de satisfacerlas.

En el capitalismo las necesidades son artificiales y huidizas, se crea la ilusión que se resolverán con recompensa material individual: dinero. Y, de esa manera, las estructuras del sistema se mantienen intactas, la lucha de los desposeídos deriva hacia un objetivo ficcional, ilusorio.

Los obreros, para poner un ejemplo que vale para toda la sociedad, tienen cien años luchando por compensaciones materiales, más prestaciones, más salario, y la situación de ellos sigue igual, y la del resto de los desposeídos peor.

Los obreros, de esta manera, están luchando dentro de la lógica capitalista que los despoja, se hacen parte de ella y así se condenan a la miseria espiritual y material, no consiguen encontrarse con la conciencia de la liberación, no se dan cuenta de sus condiciones porque están colonizados por los valores de la clase hegemónica.

Ahora se discute una ley del trabajo, ésta debe ser socialista, pero ¿qué significa esto? Hasta ahora se oye que se modificarán las prestaciones y se discute un “petrobono”. Si es así, si es sólo eso, continuamos en la lógica del capital, del reivindicativismo rancio.

La clase obrera está destinada a salvar a la humanidad, es urgente, imprescindible, que se yerga sobre las inútiles mezquindades reivindicativas y, encontrada con su reto histórico, con su ideología, dirija a la sociedad hacia la emancipación. Eso debe reflejarse en esa nueva Ley, eso la haría socialista. Debe ser una Ley que asombre al mundo, ese es el reto.

¡Con Chávez resteaos!

18.12.11

DESCONFIAD DE KERENSKY (Domingo 18-12-2011)

Cuenta Gramsci que: “inmediatamente después de estallar la Revolución, y antes de salir para Rusia, Lenin había mandado este aviso: “desconfiad de Kerenski”.

Pocas veces en toda la historia revolucionaria una estrategia, un pensamiento, una enseñanza política se ha condensado en tan pocas palabras, en tan escueto mensaje.

Lenin sabía que después de derrotada la monarquía del Zar se abría un período revolucionario, donde el principal enemigo del avance sería el reformismo. Y en aquella situación de extremo riesgo, cuando se disponía a entrar en el “Tren Blindado” que atravesando a la hostil Alemania y el frente de guerra, lo llevaría al centro de la batalla revolucionaria, él envió como testamento y postrera instrucción, una suerte de epitafio que significa: desconfiad de kerenski, de los reformistas, ellos son el principal enemigo de toda Revolución…

La historia le dio la razón, no sólo en Rusia donde la Revolución se concretó luchando contra la alianza de reformistas y capitalistas internacionales, sino en toda Revolución que desde ese día se ha intentado en el planeta.

Es así, siempre que la posibilidad revolucionaria surge aparece el reformismo restaurador morigerando las aguas, llamando a la calma, frenando, distrayendo el ímpetu, “no hay condiciones” dicen. “El capitalismo no sirve pero debe ser superado poco a poco”, proclaman. Los más audaces meten miedo y alertan, “sin los capitalistas no hay producción.”

El fenómeno es comprensible. Veamos.

Una Revolución es un salto, un cambio de tal magnitud que aterra. Contra él conspiran las costumbres, los valores, la psiquis profunda, allí donde está anclada la vieja visión del mundo. En la hora definitiva cuando el cambio toca a la puerta, cuando la sociedad se encuentra en la posibilidad del vuelo alto, entonces aparecen las voces que vienen desde la caverna de siglos, milenios de oprobio, y nos susurran retroceder, a volver a lo conocido, a la tranquilidad de lo conquistado, a las cadenas, ahora un poco más relucientes.

Pero el hombre es un animal más curioso que sensato, más audaz que mesurado, más altruista que egoísta, más humano que animal. Y son esas cualidades las que permitió que conquistara mares en cáscaras de nueces o que subiera montañas con el único aliciente de ver el horizonte lejano. Son esas características las que le permitieron a Bolívar cruzar los Andes, a Fidel asaltar el Moncada, a Chávez intentar tomar el cielo por asalto, a Fabricio dejar el curul, a Américo Silva dejar la familia para ir a favorecer a la humanidad toda, a Martí cargar en Dos Ríos, al Che morir en La Higuera con la dignidad con la que vivió, y a los Cinco Cubanos secuestrados por el imperio, resistirlo todo para demostrarnos que el hombre nuevo existe… El hombre capaz de vencerse a sí mismo.

Esa cualidad del humano será la que nos permita ir por sobre las consejas que brotan de las cadenas mentales, y ensayar el salto audaz que funda mundos y justifica la lucha… Lenin, tenía razón.

¡Con Chávez Resteaos!