16.8.12

LO URGENTE Y LO TRASCENDENTE (Jueves 16-08-2012)


En el capitalismo se vive la terrible contradicción entre lo urgente y lo trascendente, entre lo inmediato y el futuro. Con el capitalismo las consecuencias diferentes al lucro inmediato no existen: el tiempo es medido al ritmo de la circulación del capital.
Esta alteración del tiempo, la anulación del futuro, nublado por la ventaja inmediata, es grave para la especie, para naciones e individuos. Vivimos bajo la compulsión de lo inmediato, o mejor: caminamos al suicidio llevados de la mano por la coacción del éxito irreflexivo y súbito. El capital se rige por el lema de aquel economista que cuando le advirtieron las consecuencias de sus medidas respondió: "no importa, dentro de cien años todos estaremos muertos".
El individuo del capitalismo es obligado a sacrificar su vida por el éxito urgente. Está incapacitado para actuar con visión de futuro, su salud la inmola en los vapores del presente. Unos, los explotados, llevados por la compulsión del trabajo para vivir, otros, los explotadores, impelidos por la necesidad de reciclar sus lucros y triunfar en la competencia salvaje con sus iguales, y los del medio, aterrados por el miedo a caer en los niveles de los proletarios y las ansias de ascender a las alturas de los burgueses que los desprecian.
Los gobiernos que conducen a las naciones sacrifican todo por la necesidad de mantenerse. Las medidas que toman no tienen más profundidad que las de las próximas elecciones, saben que si el pueblo está embriagado votará por ellos. El pueblo no sabe pesar las consecuencias, se satisface con el bienestar inmediato, Europa nos ilustra: el Mercado Común fue un éxito, trajo bienestar, pero los pobres del mundo morían en sus costas y aduanas queriendo entrar en ese cielo… y hoy los europeos se suicidan en las calles, incapaces de soportar las penurias que no percibieron.
Es un círculo demoníaco que conduce a la humanidad inconsciente al despeñadero. ¿Cómo evitar la debacle? ¿Cómo salvarnos?
En la Revolución Bolivariana se escenifica batalla decisiva, aquí se demuestra si el humano, si la especie, es capaz de romper con la lógica perversa de lo inmediato, si puede construir un mundo donde las relaciones sociales prefiguren el mañana esplendoroso, y si puede asegurar la existencia de la vida.
Estamos en campaña electoral, son tiempos en los que lo mezquino, lo inmediato, somete a todas las demás consideraciones, sin embargo, surge claro el enfrentamiento entre el futuro, representado por el Comandante Chávez, y el pasado fascista, suicida, del candidato oligarca.
El oligarca, marioneta del capital internacional, dice que no le importa el mundo, es la esencia del pensamiento capitalista, quiere seguir el camino del suicidio, del asesinato de nuestros hijos y de los nietos de nuestros hijos.
Con Chávez rescatamos la visión de futuro, se abre la discusión de cómo organizar a la sociedad, cuáles serán las necesidades y cómo serán sus satisfacciones. Dónde apoyaremos el buen vivir, si en el consumismo desmedido, o en la espiritualidad que reconforta.
¡Sólo con Chávez hay futuro!

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