26.10.12

AVES DE RAPIÑA SOBRE LA REVOLUCIÓN (Viernes 26-10-2012)


Estaría incompleto un análisis de la realidad política venezolana sin considerar al capitalismo internacional. Veamos.
El capitalismo atraviesa una crisis que, sin dudas, es una crisis de la humanidad. El capitalismo tiene  una necesidad vital, crecer, pero el crecimiento continuo se topó con sus límites: ya no puede hacerlo geográficamente, ocupa todo el planeta, ni con artificios económicos, las burbujas de la especulación le estallan en la cara. Los tradicionales polos imperiales están envejecidos, comidas sus entrañas por las deudas, abarrotados sus almacenes de mercancías que los constipan, la crisis toca a continentes enteros.
Europa sale del sueño del mercado común y vive la pesadilla de pueblos desesperados, no preparados para la penuria, los suicidios son epidemia. La crisis es global aunque algunos países, los llamados emergentes, pretenden esquivarla invadiendo mercados y territorios descuidados por los viejos imperios ahora decadentes. Vana ilusión, la crisis es del sistema capitalista, la solución no está en modificarlo ni remozarlo, sino en superarlo.
A nuestra puerta tocan los países emergentes. China, Rusia, Brasil buscan con desespero el petróleo, ingrediente indispensable para sus economías enfermas en sus cimientos. Estos países se enfrentan, con cautela, a los tradicionales países capitalistas, pugnan por un espacio en el sistema capitalista mundial, pero sin poner en peligro su existencia, lo protegen y simultáneamente piden su tajada del pastel.
Es lógico pensar que se puede sacar provecho de las grietas que producen las peleas entre los intereses capitalistas, pero ¿puede el país navegar en las aguas agitadas por los diversos intereses que allí se mueven? Quizá, es posible, pero seguro muy peligroso. Se trata de hacer negocios con fieras, algo así como cebras comprándole pasto a los leones.
A nosotros nos tocó en suerte, o mejor, en mala suerte, Brasil. Podríamos decir, parafraseando el dicho mejicano: "pobre Venezuela, tan cerca del Brasil y tan lejos de Dios."
Tenemos negocios con Brasil y con Argentina, es decir con la columna vertebral del mercosur. Simultáneamente a lo económico, como es de esperar, se tejen obligaciones políticas que traban la marcha al Socialismo. Al entrar en el mercosur, además de la integración capitalista que eso significa, ingresamos en una integración de la democracia burguesa, del sistema político que la dominación burguesa adopta en el Continente.
Los intereses económicos de Brasil y Argentina en Venezuela, necesariamente generan intereses políticos, sería cándido pensar lo contrario. Sería una falta incomprensible no pensar que estos países no intervienen en nuestra política, que no la intentan dirigir hacia lo que conviene a sus intereses, y sería un suicidio no prepararnos para enfrentar este factor internacional que intenta impedir el avance hacia el Socialismo. Es decir, son enemigos, por ahora ocultos, de la Revolución Bolivariana.
Cuando tenemos como objetivos históricos la Soberanía , el Socialismo, ser potencia moral, sin duda la burguesía paulista y agraria de estos países se activa en contra de estos propósitos, son ellos los que hegemonizan en esos países.
¡Con Chávez!

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