24.1.13

¿CAPITAL-SOCIALISMO? (Jueves 24-01-2013)


Este híbrido sólo vive en la cabeza del reformismo pequeño burgués. Los tranquiliza, les da sosiego para conciliar el sueño. El "capitalista bueno" les dispensa del salto revolucionario. Veamos.
El último informe de  Oxfam Internacional, organización internacional de promoción del desarrollo y lucha contra la hambruna, fundada en Inglaterra en 1942,  denuncia que:
"El 1% de la población más rica del planeta ha incrementado sus ingresos en un 60% durante las últimas dos décadas, pese a la crisis, que no ha hecho más que acelerar esta tendencia.
Los 240.000 millones de dólares (180.000 millones de euros) que ingresaron durante 2012 las cien personas más ricas del mundo, equivalen a cuatro veces la cantidad necesaria para poner fin a la pobreza en el planeta".
El mundo tiene capacidad productiva para acabar con la pobreza en todo el planeta, lo reconoce esta organización libre de toda sospecha de Socialista o de extremista. Las preguntas que surgen son: ¿por qué no se hace otro reparto de la riqueza, qué lo impide? ¿por qué unos se enriquecen cada vez más y otros pasan hambre? ¿por qué los capitalistas no tienen este pensamiento altruista, cristiano?
Rápidamente nos damos cuenta de que el problema del mundo no es de producción si no de quién se apropia de ella. Mientras exista capitalismo habrá hambre, entonces, si nosotros estimulamos el capitalismo es claro que aumentaremos el hambre que necesariamente viene aparejado con él.
El asunto es que el capitalismo funciona como un fetiche, un tótem, un dios que ha desquiciado a la humanidad. Los capitalistas son meros siervos, personificaciones de ese dios, no pueden actuar de otra manera, su enfermedad es acumular capital, riqueza, a costa de lo que sea, por encima de cualquier consideración.
Supongamos que esos señores que se reúnen con nuestros ministros y gobernadores para planificar ese "capitalismo con interés social" son buena gente, aceptemos eso. Entonces ellos tarde o temprano se verán con un dilema que definirá su "capitalismo utópico": la ganancia o el interés social. Si escoge la ganancia estará siendo fiel al dios capitalista y seguirá en el juego. Si escoge el interés social, el mercado capitalista se lo comerá, irá a la bancarrota. En Venezuela todas estas cabriolas cuentan con una red de seguridad que es la renta petrolera, o mejor: todos estos inventos terminan siendo parásitos de esa renta.
El capitalismo tiene sus leyes, que al violarlas el capitalista perece en las fauces de sus semejantes, es la cruel ley de la competencia, del mercado.
Ahora bien, hay un problema mayor. Esta ambigüedad en la propuesta del "capitalismo bueno", esta ambigüedad en el discurso, "somos antiburgueses pero los estimulamos", "somos anticapitalistas pero no del capitalismo nacional"… este culipandeo produce una conciencia del vivo, del clientelismo, de cazadores de renta, y eso se refleja en las elecciones, en el apoyo al gobierno y a la Revolución en la calle. Tarde o temprano tendremos que pagar esos errores.
¡Irreverencia Chavista!

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