2.2.13

FE SOCIALISTA (Sábado 02-01-2013)


Cuando el Comandante Chávez caracterizó a la Revolución como Socialista nos convocó a una gesta religiosa, a la hazaña más importante de la humanidad: superar milenios del "hombre lobo del hombre" y construir el Reino de los Cielos en la tierra. Nos emplazó para lo grande, lo hermoso, a transformarnos definitivamente en humanos y alcanzar las cumbres del arte, del amor, éticas inéditas.
Nos comprometió a transformar al mundo revolucionándonos a nosotros mismos. Salto heroico, que supone renacer hombres del futuro. El camino es hermoso pero es proceloso, requiere una entrega total, sin condiciones, un cambio profundo en las relaciones sociales, en la dirigencia, con el desespero del náufrago que nada hacia la costa finalmente avistada.
La tarea debe asumirse con la pasión de los que se saben vanguardia de la humanidad, de quienes se reconocen la rama de olivo que anuncia a Noé el fin del diluvio, solo así la dirigencia podrá guiar a la sociedad, a los humildes por el camino de su redención.
No es tarea para mojigatos, de pusilánimes, ni para los que requieren red de seguridad, que no corren riesgos y se limitan a repetir lo viejo. Son incapaces de fundar porque están negados para lo grande, prefieren la seguridad de lo pequeño, de lo conocido, están incapacitados de prever el futuro y construirlo en el alma de las masas.
La Revolución debe tener fe religiosa en el Socialismo, sentir en los tuétanos del alma que sólo el Socialismo podrá resolver los problemas de la humanidad, y saber desde el espíritu profundo, que el capitalismo, la culminación de milenios de deformación del humano, es nuestro enemigo irreconciliable.
Sólo desde esa fe, esa convicción, se podrá construir el nuevo mundo, es la energía que se manifestó en El Paso de Los Andes, en La Batalla de Junín, el 4 de febrero, en Abril…e hizo la Independencia. Es la fe que guió la hazaña del Moncada y el milagro del Gramma, la gesta de Fabricio, la pasión de los cristianos en las catacumbas.
Siendo así, las acciones y el discurso de la dirigencia deben traslucir esta fe, esta convicción. Frente a cualquier problema se debe esgrimir al Socialismo, todo debe ser llevado al combate universal del Socialismo contra el capitalismo porque este combate lo envuelve todo, desde el desastre de la cárcel de Uribana hasta la construcción de casas. Todo es escenario del combate del capitalismo contra el Socialismo, lo viejo contra lo nuevo.
Los problemas deben resolverse con más Socialismo, al convocar capitalistas para resolverlos estamos entregando una parte del sueño, cuando un dirigente muestra esta convocatoria como un logro, estamos apuñaleando al futuro, desconociéndonos, dejando de ser, y adoptando las entrañas oligarcas. Cuando resolvemos con Socialismo estamos demostrando nuestra fe, tomando por asalto al futuro, robusteciéndonos.
Nuestras consignas deben ser ¡El Socialismo se construye con Socialismo! ¡Los problemas se resuelven con Socialismo! ¡Sólo el Socialismo educa para el Socialismo! ¡Al capitalismo ni tantico así, nada económico, nada político!
¡Con Chávez, con Socialismo!

1.2.13

MÁS SOCIALISMO (Viernes 01-02-2013)

La Revolución Bolivariana tiene entre sus grandes méritos haber desempolvado al Socialismo, haberlo sacado del desván y colocarlo en la palestra de la política mundial. Ya este logro sería suficiente para inscribirla en la historia.
El mundo se sorprendió cuando un gobernante en el patio trasero de los yanquis proclamó su antiimperialismo y su vocación socialista, eso no sucedía desde los días de Fidel. La emoción corrió por el planeta, y también se elevó nuestra responsabilidad: le dijimos al Socialismo, cual Lázaro, ¡levántate!, y en los pueblos del mundo renació la esperanza. Ahora tenemos la responsabilidad de echarlo a andar, de impedir que fracase, de concretarlo en asombro y guía para el mundo.
¿Qué hacer?
Lo primero es entender esta responsabilidad, asumirla. No podemos fracasar porque el golpe para la humanidad sería definitivo, la sumiríamos en el más profundo de los desconciertos, del desaliento, del escepticismo, quedaría sin rumbo, perdida en convulsiones sociales sin sentido.
Es necesario construir núcleos duros teórico-prácticos del Socialismo, zonas socialistas, concreciones socialistas que vayan más allá de lo retórico, donde impere la Conciencia del Deber Social, donde la visión de lo local no quebrante la visión universal para desde allí poder irradiar el ejemplo al resto del planeta, y  establecer la resistencia y la ofensiva estratégica contra el capitalismo.
Sin ese núcleo duro, que sea ejemplo de lo nuevo que tiene que nacer e instrumento indispensable para que muera lo viejo, sin ese núcleo nos perderemos en ensayos inoperantes y en flirteos debilitantes, como esos intentos fallidos de enamorar a una clase media que por su demencia nos desprecia.
La clave está en el gobierno, en sus líderes, en la dirección nacional. Una Revolución captura el poder político para desde allí hacer nacionales, hegemónicas, sus ideas. Siendo así, la Revolución tendrá el carácter de las ideas que desde el poder se difundan, y también el destino de ese proceso dependerá de esas ideas.
Entonces el necesario núcleo depende de la cohesión de las ideas de la dirigencia, de la coherencia entre el discurso y la práctica, de la claridad y capacidad de convencer.
Si se dice que los burgueses son causa de las miserias del pueblo, si imputamos al capitalismo, a los capitalistas como causantes de los males de la humanidad, debemos explicar por qué los aupamos, por qué establecemos alianza con ellos, por qué los convocamos.
Esas ideas deben tener su vitrina en acciones de la sociedad, que sean demostración de los cambios en las relaciones entre los humanos y de éstos con la naturaleza. Acciones que realice la sociedad, jornadas nacionales que involucren a la sociedad en objetivos políticos altruistas permanentes. Donde los participantes establezcan relaciones fraternas en la consecución de objetivos comunes. El trabajo voluntario colectivo llevado a escala nacional e internacional es inmejorable instrumento para conseguir esta vitrina. Una sociedad movilizada, dando cada uno su cuota de amor por el prójimo y por el bien de todos.
¡Irreverencia Chavista!

31.1.13

PRODUCTIVO DE MISERIA, O MISERIA PRODUCTIVA (Jueves 31-01-2013)


A veces en el ambiente político se impone un término que otorga aceptación a las acciones. Así, por ejemplo, se forma una asociación de empresarios capitalistas y se le bautiza como bolivarianos, con eso se le da carta revolucionaria.
Esta fuerza mágica de una palabra, capaz de crear luz cuando se une a otra, es usada desde siempre para dar belleza a las cosas triviales, amplitud infinita a un idioma, otorga capacidad a la lengua de expresar la hermosura que encierra el alma humana, transforma al idioma en arte, este recurso lingüístico es objeto de estudio por especialistas y poetas.
Ahora bien, en política el lenguaje adquiere otras características, lo que en poesía es un hallazgo hermoso, en política es un recurso que puede falsificar. Veamos.
Hay tres términos que merecen atención, se están utilizando como panacea, son: "productivo", "desarrollo económico" y "exportar".
Al bautizar algo con alguno de estos tres vocablos, le dan legitimidad, aceptación a cualquier acción. Si califican al capitalismo de "sector productivo privado" lo santifican, deja de ser malo y se convierte en una meta falsificadora del camino al Socialismo. Si dicen que las acciones que toman son para "exportar al mercosur", esto los dispensa de cualquier explicación y legitima la acción.
Sumergidos en esta desmoralizante confusión, es urgente aclarar términos más allá de su simple calificación, preguntarnos sobre ellos, relacionarlos con la realidad.
Capitalismo se refiere a un sistema que se basa en la apropiación, por una fracción de la sociedad, del trabajo y la riqueza de toda ella. Esto trae como consecuencia obligatoria la formación de mayorías sumidas en la miseria material, y de toda la especie sumergida en la depauperación espiritual, producto de la fragmentación que hace del humano una partícula egoísta y de la humanidad un cuerpo desnaturalizado, mera suma inconexa de estas partículas.
El capitalismo necesariamente produce miseria, ésta es consustancial a su funcionamiento. La afirmación se sustenta en la teoría y en la práctica: es notorio el nivel de pobreza en países emblemáticos del capitalismo, evidentes sus grandes bolsones de miseria, donde el individuo es víctima del consumo enfermizo y la naturaleza sufre los embates de una especie que se comporta como asesina de la vida.
Siendo así, sólo es apropiado acompañar al término "capitalismo" con el calificativo de criminal, demencial, salvaje... Así tendríamos coherencia entre el término y su referente en la realidad. Si insistimos en decir "productivo", debemos aclarar que es productivo de miseria.
Los coqueteos con el capitalismo, con cualquier nombre que pretendamos dorar la píldora, son concesiones a la miseria de la sociedad.
No hay formación económica aislada, las formas capitalistas van, siempre, inevitablemente, acompañadas de una fuerte formación de conciencia egoísta, y esta conciencia es sepulturera del Socialismo. Si debemos por razones políticas tener trato con el capitalismo, es necesario un núcleo duro socialista, en lo económico, político y sobre todo en la conciencia.
¡Irreverencia Chavista!

30.1.13

EL PODER (Miércoles 30-01-2013)


La política en época de crisis se muestra tal cual es: ¡una lucha descarnada por el poder! En esos momentos los afeites electorales, los melindres democráticos, todo cede frente a los imperativos de la disputa por el poder. En esos momentos cualquier vía es "santa" y quedará legitimada por el triunfo. Los derrotados quedarán al margen de una legalidad consagrada por la fuerza.
La hipocresía se rinde ante las urgencias de la definición. Los fascistas dejan atrás sus electorales caretas y los electoreros pusilánimes se repliegan a esperar que la violencia haga su trabajo.
 Los revolucionarios, siempre honestos, se debaten entre la insistencia de mantener una realidad que se desmorona, la obstinación de persistir en las reglas democráticas burguesas, que no contienen ya a la realidad, que los oligarcas desconocen abiertamente, y adecuar su acción a las nuevas circunstancias.
   En el paisaje político la disputa del poder produce un reacomodo interno y en las relaciones de las diferentes posiciones, de los múltiples intereses en pugna.
 En el campo oligarca encontramos que todos, en diferentes grados, desconocen al gobierno revolucionario. Hablan con descaro de "gobierno de facto", de "usurpación" e "ilegitimidad". Este es un elemento esencial de la nueva situación, un golpe aún en su fase pacífica. Algunos más audaces invocan al golpe de abril, lo convierten en una manifestación legitima "del poder civil", de esta manera dejan claro su concepto de legalidad y soportan su complot. Otros asoman la inminencia de unas elecciones que desde ya califican de emboscada, desconocen sus resultados. Los más evidentes anuncian violencia y se preparan para ella.
La oligarquía se mantiene atrincherada en una legalidad que sólo respeta en cuanto le sirve para su conspiración.
El campo bolivariano, acostumbrado a ganar batallas electorales, sufre la narcosis de lo que parece ser una ley de las Revoluciones Pacíficas: mientras la oligarquía se salta la legalidad burguesa, la Revolución permanece inerme frente a la embestida violenta que en sus narices se va desplegando. Sumergida en la lógica de elecciones burguesas que el enemigo no estima como fuente de legalidad, se coloca de espaldas a la realidad.
La Revolución vive en la contradicción de mantenerse dentro de la legalidad burguesa, con ella contener a la insurrección, y la realidad de una conspiración oligarca que la desborda. El momento crítico en que esta contradicción se resuelva determinará el destino de la Revolución.
La contradicción parece haber llegado a un punto en el que no hay retorno a la legalidad burguesa, es decir, a un pacto. La legalidad tomará necesariamente la ruta de la fuerza. No entender esto es ir a la confrontación en condiciones de debilidad.
Allende no pudo resolver la contradicción superando la legalidad burguesa e instaurando el orden revolucionario, y ya sabemos lo que pasó. El 23 de enero del 58 la contradicción pudo resolverse con un pacto oligarca porque las fuerzas revolucionarias no pasaban de ser reformistas. Debemos defender en cualquier terreno a la posibilidad socialista.
¡Irreverencia Chavista!
¡Defender al Socialismo con Socialismo!